MADRID, 11 (EUROPA PRESS)
Las biopelículas multicelulares encontradas en la kombucha -té fermentado de origen oriental- se han mostrado prometedoras para sobrevivir en ambientes hostiles en la Tierra, lo que llevó a los científicos a investigar su potencial para soportar las condiciones extremas del espacio. Los microorganismos incluso se consideran biofábricas para sistemas de soporte vital autosostenibles para asentamientos espaciales.
Las instalaciones Expose de la ESA llevaron a cabo experimentos en la Estación Espacial Internacional para investigar si las bacterias sobreviven en el espacio y en condiciones marcianas simuladas y cómo lo hacen.
Las muestras volaron desde el exterior de la Estación Espacial. Los resultados muestran que un microorganismo, la cianobacteria, fue capaz de reparar su ADN y reanudar la división celular incluso después de haber sido expuesto a la radiación cósmica, resistiendo incluso los destructivos iones de hierro que causan un daño celular extenso.
En muchos seres vivos, los tejidos se regeneran como la piel humana o las biopelículas bacterianas, multiplicándose constantemente mediante un proceso de división celular. La forma en que estas células dejan de dividirse hasta que hayan reparado el daño en el ADN sigue siendo un misterio, pero los investigadores sospechan que un gen específico, el gen sulA, podría desempeñar un papel en ello. El gen sulA actúa como una señal de tráfico para las células. Impide que las células se dividan hasta que hayan reparado su ADN, como una luz roja impide que los coches se muevan. Es una parte crucial del sistema de seguridad de una célula, ya que garantiza que cualquier daño se solucione antes de que las células sigan multiplicándose.
Otro experimento reveló que los grupos de células proporcionaban un microhábitat para especies más pequeñas, lo que demuestra que algunas células pueden "hacer autostop" en el espacio dentro de grupos más grandes de células que protegen a los autoestopistas.
La protección planetaria es un conjunto de protocolos para evitar que la contaminación biológica y química nociva de la Tierra llegue a otros planetas, lunas o cuerpos celestes, y viceversa. Experimentos como estos pueden ayudar a comprender cómo los grupos de células y las biopelículas protegen contra los extremos del espacio, previniendo la contaminación y previniendo la contaminación de las misiones espaciales. También podrían usarse para proteger a los organismos en viajes más largos por el espacio.
Los microbios también pueden ser un valioso "modelo de radiación". Al comprender cómo responden estos microorganismos, los investigadores pueden obtener conocimientos para comprender y mejorar la salud y el bienestar humanos. Esto incluye el desarrollo de estrategias de protección radiológica para los astronautas en el espacio.
Las futuras misiones de Artemis a la estación orbital lunar Gateway podrían implicar el cultivo de microorganismos en la Luna.
"Estos cultivos muestran un gran potencial para apoyar la presencia humana a largo plazo en la Luna y Marte", afirma en un comunicado Petra Rettberg, directora del grupo de astrobiología del Centro Aeroespacial Alemán (DLR).
"Debido a su capacidad para producir oxígeno y funcionar como biofábricas, esta biotecnología podría mejorar significativamente las futuras misiones espaciales y los esfuerzos de exploración espacial humana", añade el científico de exploración del espacio profundo de la ESA, Nicol Caplin.