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Docenas de sirios siguen desaparecidos tras inundaciones en Libia

Mohammed Khier Qalaji, hermano de Firas Qalaji --un mecánico sirio de 45 años que murió junto con su esposa y sus seis hijos durante las inundaciones en la ciudad libia de Derna-- muestra una imagen de su hermano en su celular, en su taller mecánico e AP (Omar Sanadiki/AP)

BEIRUT (AP) — Un dentista sirio, un pastelero que elaboraba deliciosos dulces árabes, un carpintero.

Sirios de todos los sectores sociales habían abandonado su país devastado por la guerra hacia la ciudad libia de Derna en los últimos años, en busca de trabajo y mejores oportunidades.

Ahora, docenas de ellos están desaparecidos y se teme que hayan muerto después que la tormenta mediterránea Daniel desatara inundaciones catastróficas que arrasaron la ciudad costera el pasado domingo por la noche, causando destrucción y arrastrando barrios enteros al mar.

El número de muertos ha superado los 11.000 y más de 10.000 personas continúan desaparecidas. Cinco días después, los rescatistas siguen cavando entre el barro y las estructuras huecas en Derna, en busca de cadáveres.

El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, un grupo que monitorea la guerra y que tiene su sede en Gran Bretaña, indicó que se ha confirmado la muerte de 42 sirios en Libia, si bien la cifra real podría llegar hasta 150.

Entre las víctimas se incluyen tanto sirios que vivían y trabajaban en Libia desde hace tiempo como inmigrantes sirios que utilizaban Libia como punto de tránsito en sus intentos por llegar a Europa, la mayoría de las veces a través de peligrosas travesías por el mar Mediterráneo, en embarcaciones inseguras organizadas por traficantes.

Hace dos años, Ammar Kanaan, el hijo de 19 años de Nisma Jbawi, abandonó su hogar en la provincia de Daraa, en el sur de Siria —uno de los epicentros del levantamiento de 2011 contra el gobierno del presidente sirio Bashar Assad.

Se dirigió a Libia, donde planeaba trabajar y ahorrar dinero para pagar a las autoridades sirias una tarifa de unos 8.000 dólares que le ahorraría el servicio militar obligatorio.

Jbawi dijo que su hijo habló con ella por última vez el domingo por la tarde. Él le dijo que cerraría la confitería donde trabajaba y se iría a su casa porque se esperaba una fuerte tormenta. Intentó repetidamente llamarlo el lunes, sin lograrlo. Su cuenta de WhatsApp muestra que su teléfono estuvo en línea por última vez alrededor de la 1:30 de la madrugada del lunes.

“Aún tenemos esperanza”, dijo entre lágrimas.

Mientras la tormenta azotaba Derna el domingo por la noche, los residentes dijeron haber escuchado fuertes explosiones cuando las represas en las afueras de la ciudad colapsaron. Las inundaciones arrasaron Wadi Derna, un río que corre desde las montañas a través de la ciudad hasta desembocar en el mar.

El martes, el tío de Kanaan condujo hasta Derna desde la ciudad de Bengasi, en el este de Libia, donde trabaja, sólo para descubrir que el edificio donde vivía su sobrino había sido arrastrado al mar.

“Se cree que todos los que estaban dentro murieron”, lamentó Jbawi.

Rami Abdurrahman, que dirige el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, dijo que no ha podido confirmar ni un solo sobreviviente de los 150 sirios desaparecidos en Derna desde el domingo por la noche. Pero es difícil obtener cifras definitivas en el caos posterior a la destrucción.

Al igual que Siria, donde la guerra civil ha matado a medio millón de personas y ha obligado a más de cinco millones a convertirse en refugiados en todo el mundo, Libia ha pasado por sus propios años de conflicto.

El país norteafricano rico en petróleo ha estado dividido entre gobiernos rivales en el este y el oeste desde 2014, respaldados por varias milicias y patrocinadores internacionales. Derna está gobernada por la administración oriental de Libia, donde el comandante militar Khalifa Hiftar ejerce poder considerable.

Aun así, para algunos sirios, Libia ofrecía perspectivas de una vida mejor. Los sirios pueden entrar fácilmente a Libia con una visa de turista y encontrar trabajo: Los salarios son más altos que los que muchos ganan en casa.

Zeid Marabeh, de 19 años, llegó a Libia hace dos años desde la ciudad central de Homs y trabajó como carpintero.

Relató a The Associated Press por teléfono desde Derna cómo vio el avance del agua hacia el edificio donde vivía el domingo por la noche.

“Luego escuché un fuerte estruendo”, dijo Marabeh. Fue el momento en que las represas colapsaron.

Cuando los niveles del agua comenzaron a subir en su vecindario, corrió frenéticamente hacia una zona más alta: La cercana colina oriental de Shiha. Desde allí vio cómo el agua destruyó casi todo a su paso.

Regresó el lunes por la mañana, después que las aguas bajaron, para ver cómo estaba su tío y otros familiares. El edificio donde vivían había desaparecido. Su tío, Abdul-Ilah Marabeh, su tía Zeinab y su hija Shahd, de un año, ya no estaban, dijo.

Marabeh señaló que buscó entre las filas de cadáveres tendidos en su calle, pero no pudo encontrar a la familia de su tío.

El jueves, en la capital siria, Damasco, los miembros de la familia Qalaaji recibían condolencias por los ocho miembros de su familia fallecidos en Derna.

Firas Qalaji, de 45 años, su esposa Rana Khateeb y sus seis hijos serán enterrados en Libia, informó la familia en un comunicado. Mohammed Khier Qalaji dijo el sábado en Damasco que su hermano, un mecánico automotriz, vivía en Libia desde el 2000.

Añadió que tiene otro hermano, Shadi, en Derna, que sobrevivió a las inundaciones a pesar de tragar grandes cantidades de agua. Señaló que Shadi sólo pudo encontrar los cadáveres de su hermano y una de sus sobrinas; los demás aún están desaparecidos.

Ghina al-Qassim dijo que su sobrino, Hani Turkomani, era un dentista que llegó a Derna hace unos nueve meses “para mejorar su vida”. Sus primos, que ya estaban allí, le habían hallado trabajo.

Luego que el nivel del agua disminuyó, los primos, que sobrevivieron a la tragedia, fueron a buscarlo. Indicaron que su apartamento estaba lleno de agua y lodo, pero un enorme agujero en un muro aumentó sus esperanzas de que haya salido del edificio o haya sido sacado por los rescatistas, explicó al-Qassim.

“Dios quiera”, añadió.

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