MADRID, 25 (EUROPA PRESS)
África es el lugar de nacimiento de los humanos modernos y el continente con el mayor nivel de diversidad genética. Si bien los estudios de ADN antiguo están revelando algunos aspectos de la estructura genética de África antes de la expansión de la producción de alimentos, las cuestiones relativas a la preservación del ADN han limitado los conocimientos obtenidos a partir del ADN antiguo.
Con la esperanza de encontrar pistas en las poblaciones modernas, los investigadores de un TwinLab luso-angolés se aventuraron en el desierto angoleño de Namib, una región remota y multiétnica donde se encontraban diferentes tradiciones. El trabajo se publica en la revista Science Advances.
"Pudimos localizar grupos que se pensaba que habían desaparecido hace más de 50 años", dice Jorge Rocha, genetista de poblaciones del Centro de Investigação em Biodiversidade e Recursos Genéticos (CIBIO, Universidad de Oporto), que dirigió el trabajo de campo, junto con los antropólogos angoleños Samuel y Teresa Aço del Centro de Estudos do Deserto (CEDO).
Entre las comunidades que encontró el equipo se encuentran los Kwepe, un grupo de pastores que solían hablar un idioma conocido como Kwadi. "El kwadi era una lengua de clic que compartía un ancestro común con las lenguas khoe habladas por recolectores y pastores en todo el sur de África", explica en un comunicado Anne-Maria Fehn, lingüista de CIBIO que participó en el trabajo de campo y pudo entrevistar lo que bien podría ser los dos últimos hablantes de kwadi.
"Las lenguas khoe-kwadi se han relacionado con una migración prehistórica de pastores de África oriental", añade Rocha, cuya investigación se centra en la historia de la población de África meridional.
Además, el equipo se puso en contacto con grupos de habla bantú que forman parte de la tradición pastoral dominante del suroeste de África, así como con grupos marginados cuyos orígenes se han asociado con una tradición de búsqueda de alimento, distinta de la de los pueblos vecinos del Kalahari, y cuyo idioma original supuestamente se perdió.
El nuevo estudio del equipo muestra que los habitantes del Namib angoleño son bastante divergentes de otras poblaciones modernas, pero también muy estructurados entre ellos.
"De acuerdo con nuestros estudios previos sobre el ADN heredado de la madre, la mayor parte de la diversidad del genoma se segrega según el estatus socioeconómico. Muchos de nuestros esfuerzos se centraron en comprender en qué medida esta variación local y excentricidad global fue causada por la deriva genética. "Un proceso aleatorio que afecta desproporcionadamente a poblaciones pequeñas y por mezcla de poblaciones desaparecidas", dice Sandra Oliveira, investigadora de la Universidad de Berna en Suiza que trabajó con estas poblaciones durante su doctorado.
El equipo demostró que, además del alto impacto de la deriva genética, que contribuyó a las diferencias entre grupos vecinos de diferentes estatus socioeconómicos, los descendientes de hablantes de kwadi y las comunidades marginadas del desierto de Namib conservan una ascendencia prebantú única que sólo se encuentra en poblaciones del desierto de Namib.
Mark Stoneking, quien contribuyó a los primeros estudios de todo el genoma de los recolectores del sur de África y participó en este estudio, dice: "Estudios anteriores revelaron que los recolectores del desierto de Kalahari descienden de una población ancestral que fue la primera en separarse de todos los demás humanos existentes. Nuestros resultados sitúan consistentemente la ascendencia recientemente identificada dentro del mismo linaje ancestral, pero sugieren que la ascendencia relacionada con Namib divergió de todas las demás ascendencias del sur de África, seguida de una división de las ascendencias del norte y del sur del Kalahari".
Con esta nueva información, los investigadores pudieron reconstruir a gran escala las historias de contacto que surgieron de la migración de pastores de habla khoe-kwadi y agricultores de habla bantú hacia el sur de África. Además, el estudio demuestra que la investigación moderna sobre el ADN dirigida a regiones poco estudiadas de alta diversidad etnolingüística puede complementar los estudios de ADN antiguos para investigar la estructura genética profunda del continente africano.