MADRID, 25 (EUROPA PRESS)
Los científicos que trabajaron en los años 50 y 60 desarrollaron teorías para predecir la distribución ecológica de las especies. Estas teorías podrían aplicarse en una amplia gama de entornos y variables, como el suministro de alimentos o la temperatura, y cuando se probaron a pequeña escala se descubrió que eran precisas.
Entre los primeros ejemplos de estas teorías se encuentra la teoría de la zonificación de los arrecifes de coral, que explica cómo se encuentran diferentes tipos de peces o corales, por ejemplo, en los arrecifes de coral a diferentes profundidades.
Las capacidades informáticas modernas ahora han hecho posible probar estas teorías a mayor escala, para ver si "se mantienen firmes".
Para validar el modelo de zonificación profunda en los arrecifes de coral, científicos de la Universidad de Bangor y la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica del Gobierno de EE.UU. (NOAA), dirigidos por la Dra. Laura Richardson, de la Universidad de Bangor, recopilaron datos de 5.525 estudios en 35 islas del Océano Pacífico. Su trabajo ha revelado que el modelo es correcto y puede predecir la distribución de diferentes especies de peces según la profundidad, pero sólo en islas deshabitadas donde no hay ni nunca ha habido interferencia humana local.
En islas y arrecifes habitados por humanos, el patrón no fue tan marcado ni predecible.
Por lo tanto, los hallazgos sugieren que nuestros viejos "modelos" del mundo natural pueden ya no ser válidos frente a los crecientes impactos humanos locales.
Como sugiere en un comunicado la autora principal, la Dra. Laura Richardson de la Facultad de Ciencias Oceánicas de la Universidad de Bangor: "La ciencia es acumulativa y se basa en trabajos anteriores. Ahora que tenemos mayores capacidades informáticas, deberíamos probar a escala estas teorías ampliamente aceptadas pero espacialmente poco validadas. Además, en los años transcurridos el impacto humano sobre el medio ambiente ha aumentado hasta tal punto que es posible que estos modelos ya no predigan los patrones de distribución ecológica que vemos hoy.
"Esto genera más preguntas, tanto sobre la utilidad de los modelos que representaban un mundo menos impactado por la actividad humana, como sobre cómo cuantificar o modelar nuestro impacto en el medio ambiente natural".
"Los resultados muestran que ahora es el momento de considerar si incluir los impactos humanos en nuestra comprensión del mundo natural actual y cómo hacerlo".