MADRID, 26 (EUROPA PRESS)
Estas nuevas estimaciones de un trío de investigadores de la CSU (Universidad de Colorado State) significan que las lombrices de tierra pueden ser responsables de hasta 140 millones de toneladas métricas de alimentos producidos anualmente, una cantidad aproximadamente comparable a la de granos de cereales (arroz, trigo, centeno, avena, cebada, maíz y mijo) cultivados anualmente por Rusia, el cuarto mayor productor mundial.
"Este es el primer estudio que conozco que trata de tomar una parte de la biodiversidad del suelo y decir: 'Bien, este es su valor; esto es lo que nos está dando a escala mundial'", apunta Steven Fonte, profesor asociado de ecología de agroecosistemas en el Departamento de Ciencias del Suelo y Cultivos de la CSU, y autor principal del estudio, que se publica en 'Nature Communications'.
Las lombrices de tierra ayudan a establecer suelos sanos favoreciendo el crecimiento de las plantas de múltiples maneras: construyendo una buena estructura del suelo, contribuyendo a la captación de agua y ayudando en la agitación beneficiosa de la materia orgánica que hace que los nutrientes estén más disponibles para las plantas.
Otras investigaciones también han demostrado que las lombrices pueden facilitar la producción de hormonas que favorecen el crecimiento de las plantas y ayudarlas a protegerse de los patógenos comunes del suelo. Algunas estimaciones indican que las lombrices pueden aumentar la productividad general de las plantas en un 25%.
Fonte y sus colegas Nathan Mueller, profesor asociado del Departamento de Ciencias de los Ecosistemas y Sostenibilidad, y Marian Hsieh, estudiante de doctorado del mismo departamento, calcularon la contribución de las lombrices de tierra a la producción mundial de alimentos superponiendo y analizando mapas de abundancia de lombrices, propiedades del suelo, tasa de fertilización y rendimiento de los cultivos.
El análisis indicó que las lombrices de tierra tenían un impacto más significativo en la producción de grano en el sur global, en particular, el 10% de la producción de grano en el África subsahariana y el 8% en América Latina y el Caribe. Es probable que las lombrices contribuyeran más en esas zonas, según Fonte, porque los agricultores suelen tener menos acceso a fertilizantes y pesticidas.
En cambio, dependen más de la materia orgánica rica en lombrices, como el estiércol y los residuos de cultivos, que ayudan a estimular el efecto beneficioso de las lombrices sobre las plantas. "Las lombrices de tierra contribuyen mucho en estas zonas donde tenemos menos insumos químicos", afirma.
Para este estudio, el equipo analizó el impacto de las lombrices de tierra en cuatro cultivos de cereales: arroz, maíz, trigo y cebada; el grupo examinó un conjunto de leguminosas que incluía soja, guisantes, garbanzos, lentejas y alfalfa, entre otras.
Fonte cree que la biodiversidad del suelo se ha infravalorado históricamente y espera que este trabajo llame más la atención sobre cómo unos suelos sanos pueden tener efectos positivos y tangibles en los cultivos.
"Si gestionamos nuestros suelos de forma más sostenible, podemos aprovechar mejor esta biodiversidad y producir agroecosistemas más sostenibles --asegura--. Este trabajo pone de relieve ese potencial".
Fonte señala que otras investigaciones recientes han demostrado que los suelos contienen hasta la mitad de la biodiversidad mundial, un aumento significativo respecto a las estimaciones anteriores de aproximadamente el 25%.
"Los suelos son un hábitat muy complejo, pero se han hecho muy pocos esfuerzos para comprender lo que significa esa biodiversidad para el rendimiento de nuestros cultivos", añade.
Esta información también podría tener implicaciones en futuros esfuerzos para mitigar la sequía y la erosión, señala Fonte. Por ejemplo, las lombrices de tierra pueden mejorar la porosidad del suelo y contribuir a la captación y retención de agua.
Fonte advierte de que ni él ni sus colegas abogan por que nadie trasplante lombrices de tierra en lugares donde aún no existen. En cambio, espera que este trabajo demuestre que una mejor gestión de la biología del suelo en lugares donde ya hay lombrices puede aumentar la productividad agrícola y reducir nuestra dependencia de los productos agroquímicos.
Según Fonte, este estudio supone un primer paso importante, pero espera que los investigadores sigan investigando los beneficios que otros organismos del suelo tienen en los cultivos.
"Los suelos siguen siendo una enorme caja negra que no acabamos de comprender --afirma Fonte--. Este trabajo ayuda a demostrar que hay muchas oportunidades que estamos ignorando. Probablemente hay otros organismos del suelo que son aún más importantes, especialmente las comunidades microbianas", concluye.