MADRID, 26 (EUROPA PRESS)
Este ha sido el parecer unánime que han transmitido los miembros del banco que componen el Comité de Política Monetaria en su última reunión, celebrada los pasados 19 y 20 de septiembre. En este encuentro del Comité, se apostó por segunda ocasión consecutiva por reducir los tipos en 50 puntos básicos, hasta el 12,75%.
Este ritmo reúne, por un lado, la firme apuesta por el reanclaje de las expectativas y la dinámica desinflacionaria y, por otro, el ajuste en el nivel de endurecimiento monetario en términos reales ante la dinámica más benigna de la inflación.
Además, este ritmo no compromete su objetivo fundamental de asegurar la estabilidad de precios, al mismo tiempo que permite suavizar las fluctuaciones económicas y promover el pleno empleo.
CAUTELA Y SORPRESAS POSITIVAS
Pese a la mejora del escenario macroeconómico, el banco central ha recordado que todavía se requiere cautela, reforzando la visión de serenidad y moderación que ha expresado anteriormente el propio organismo. A su juicio, en el plano interno, se están dando una "mayor resiliencia" económica. Sin embargo, el panorama internacional es aún "incierto".
Los riesgos relacionados con los fenómenos climáticos, la guerra en Ucrania y la política internacional de fijación de precios del petróleo sugieren la posibilidad de que se produzcan renovadas presiones inflacionarias por el lado de la oferta.
Por este motivo, ante la posibilidad de acelerar el ritmo de recortes, el comité considera que hay pocas probabilidades de una intensificación adicional, ya que esto requeriría sorpresas positivas sustanciales que aumentarían aún más la confianza en la desaceleración de la inflación.
Esa confianza surgiría sólo con un cambio significativo en los fundamentos de la dinámica de la inflación, como un reanclaje mucho más sólido de las expectativas, una marcada ampliación de la brecha del producto o una dinámica de la inflación de servicios sustancialmente más benigna de lo esperado.
Asimismo, el banco ha debatido sobre la extensión del ciclo de ajuste de la política monetaria, enfatizando que su duración en el tiempo dependerá de la dinámica inflacionaria, especialmente de los componentes más sensibles a la política monetaria y a la actividad económica.