GINEBRA (AP) — El sector privado está “desesperado” por contratar migrantes para cubrir el déficit de trabajadores, especialmente en Occidente, afirmó el lunes la nueva jefa de la agencia de Naciones Unidas sobre migraciones, que intentó alejar el debate de la reticencia y la suspicacia hacia los migrantes en muchos lugares del mundo.
Amy Pope, la primera mujer en liderar la Organización Internacional para las Migraciones, intentó recalcar los beneficios económicos de la inmigración para los países ricos con poblaciones envejecidas y fuerzas de trabajo menguantes, ante la actitud de “construyan el muro” en Estados Unidos que aspira a bloquear a los migrantes de América Latina y los movimientos de ultraderecha europeos que quieren mantener fuera a los extranjeros.
“Escuchamos del (...) sector privado en todo el mundo, pero especialmente en Europa y Norteamérica, que están desesperados porque la migración cubra las necesidades de su propio mercado de trabajo y para continuar impulsando la innovación en sus propias compañías”, dijo a la prensa Pope, que es estadounidense.
Hay pruebas “bastante abrumadoras” de que la inmigración beneficia a las economías al cubrir empleos, incrementar la innovación o “impulsar la renovación o revitalización de comunidades envejecidas”, afirmó.
“En total, la migración es un beneficio”, añadió.
Los gobiernos que se abren a la inmigración a menudo lo hacen corriendo un riesgo político. El gobierno de Joe Biden, que apoyó con firmeza la candidatura de Pope al puesto, concedió hace poco permisos de trabajo a casi 500.000 venezolanos, cuyo país de origen ha sufrido una crisis económica y política en los últimos años, para ayudarles a trabajar, pagar impuestos y dejar de ser una carga para las finanzas públicas en Estados Unidos.
Sin embargo, los detractores insisten en que esas políticas probablemente animan a migrantes a viajar a Estados Unidos y dicen que esas personas acaparan empleos manuales y poco cualificados y presionan a la baja los salarios.
Pope insistió en que los países deben garantizar vías legales y adecuadas a la inmigración, una vieja reclamación de las instituciones de Naciones Unidas.
“La diferencia hoy es que 30 de las economías más grandes han experimentado déficits de trabajadores muy significativos, y lo vemos en todas partes”, señaló. La agricultura, la construcción, la salud y la hostelería eran algunos de los sectores afectados, indicó.
Pope señaló que su primera viaje al extranjero en su nuevo cargo sería al este de África, donde la sequía y el impacto del cambio climático ha empujado a muchas personas a marcharse de sus hogares. El 80% de los migrantes africanos se queda en África, señaló, y su labor “no es centrarme sólo en la migración de sur a norte, que sé que acapara mucho del espacio político y mucho del espacio en prensa”.
La funcionaria mencionó que los presupuestos para ayuda humanitaria se están reduciendo y señaló a la necesidad de incluir al sector privado en la “conversación” sobre el apoyo a la migración, así como a los indicios de que la migración seguirá creciendo.
“Ya sea (por) el cambio climático, ya sea el conflicto, tanto si es la incapacidad de conseguir un empleo o un futuro en casa, o la violencia en barrios o comunidades, cada vez más gente busca una vida mejor en otra parte del mundo”, dijo sobre sus conversaciones la semana pasada con expertos en migraciones en Asia.
Pope tomó oficialmente el cargo el domingo de manos del portugués Antonio Vitorino, su antiguo jefe, al que se impuso en un pulso entre Estados Unidos y la Unión Europea este año. La agencia con sede en Ginebra sólo ha tenido dos directores generales no estadounidenses desde su fundación en 1951, y ahora tiene 175 estados miembros y más de 20.000 empleados.