BRASILIA (AP) — Una densa capa envolvía el jueves extensas áreas de la Amazonía brasileña, mientras la región lidia con un aumento de los incendios forestales y una sequía sin precedentes.
En Manaos, una ciudad de 2 millones de habitantes, la calidad del aire se situó entre las peores del mundo, lo que obligó a suspender las clases universitarias y a cancelar diversas actividades, entre ellas un maratón internacional.
El estado de Amazonas ha registrado más de 2.700 incendios en los primeros 11 días de octubre. Se trata ya de la cantidad más alta del mes, desde que inició el monitoreo oficial en 1998. Prácticamente todos los incendios son provocados por el ser humano, principalmente para deforestar o desmontar pastizales.
A lo largo de las últimas seis semanas, Manaos y otras ciudades del estado de Amazonas han estado cubiertas de manera intermitente por una densa capa de humo que dificultaba la respiración. El índice de calidad del aire de la ciudad fluctuó entre niveles insalubres y peligrosos durante los últimos dos días, asemejándose a las condiciones de algunas grandes áreas metropolitanas de Asia.
Las principales universidades de la ciudad cancelaron todas sus actividades el miércoles, mientras que el maratón de la ciudad, programado en un principio para el domingo, se aplazó dos meses.
El mes de octubre suele marcar el inicio de la temporada de lluvias. Sin embargo, el calentamiento de las aguas del norte del océano Atlántico ha alterado el flujo de nubes de lluvia. Otro factor es El Niño, un calentamiento de las aguas superficiales del océano Pacífico ecuatorial, el cual se tiene previsto que alcance su punto máximo en diciembre.
Muchos de los principales ríos de la Amazonía se encuentran actualmente en niveles históricamente bajos, lo que afecta a la navegación y deja aisladas a cientos de comunidades ribereñas. En el lago Tefé, la elevada temperatura y la poca profundidad de las aguas probablemente causaron la muerte de decenas de delfines de río. La mayoría eran delfines rosados, una especie en peligro de extinción.
“Ha sido muy doloroso, tanto física como emocionalmente, despertar con la ciudad cubierta de humo, experimentar temperaturas extremas que superan los 40 grados centígrados (104 grados Fahrenheit) y seguir las noticias de que las aguas del río están desapareciendo”, declaró a Associated Press Mônica Vasconcelos, investigadora de percepción climática de la Universidad Estatal de Amazonas.
Vasconcelos relacionó la crisis con el cambio climático y afirmó que está más pesimista que nunca sobre el futuro de la Amazonía. “Hoy, 12 de octubre, es el Día del Niño en Brasil, y me pregunto si todavía podrán pasar el día jugando en el patio”.
___
La cobertura climática y medioambiental de The Associated Press recibe apoyo de varias fundaciones privadas. La AP es la única responsable de todo el contenido.