DUBÁI, Emiratos Árabes Unidos (AP) — Mientras la CIA daba a conocer nuevos detalles sobre uno de sus operativos más famosos de la historia —la extracción furtiva de seis diplomáticos estadounidenses que lograron escapar tras la toma de la embajada de Estados Unidos en Teherán en 1979—, por primera vez la agencia de inteligencia reconoció algo más.
Ahora la CIA califica oficialmente como antidemocrático el golpe de Estado que respaldó en Irán en 1953, en el cual fue derrocado su primer ministro Mohammad Mossadeq y consolidó el régimen del sha Mohammad Reza Pahleví.
Otros funcionarios estadounidenses han hecho declaraciones similares en el pasado, pero el reconocimiento que hizo la CIA en un podcast sobre la historia de la agencia ocurre en un momento en que buena parte de su versión oficial del golpe de Estado continúa siendo confidencial 70 años después del hecho. Esto hace que le sea más difícil al público entender un suceso que aún tiene resonancia, en medio de las tensiones entre Teherán y Washington en torno al programa nuclear de la república islámica, su respaldo a grupos extremistas en Oriente Medio y sus actos de represión contra la disidencia.
Los “mandos de la CIA están comprometidos a ser tan transparentes con el público como les sea posible”, dijo la agencia en un comunicado en el que respondió a preguntas de The Associated Press. “El podcast de la agencia forma parte de esa iniciativa, y sabíamos que si queríamos contar esta increíble historia, era importante ser transparentes en lo referente al contexto histórico que rodea esos acontecimientos y la participación de la CIA en ellos”.
En respuesta a las preguntas de la AP, la misión de Irán ante las Naciones Unidas señaló que el golpe de 1953 marcó “el origen de una incesante intromisión estadounidense en los asuntos internos de Irán” y desestimó las admisiones de Estados Unidos.
“El reconocimiento de Estados Unidos nunca se tradujo en un acto compensatorio ni en un compromiso genuino de abstenerse de interferir en el futuro, ni cambió su política subversiva hacia la República Islámica de Irán”, indicó la misión en un comunicado.
El podcast de la CIA, llamado “The Langley Files” debido a que sus oficinas centrales se encuentran en Langley, Virginia, dedicó dos episodios recientes a la historia del escape de los seis diplomáticos estadounidenses. Mientras se escondían en la residencia del embajador de Canadá en Irán, dos integrantes de la CIA ingresaron a Teherán y los ayudaron a salir del país por vía aérea mientras se hacían pasar por miembros de un equipo de reclutamiento para una película de ciencia ficción que nunca existió.
El galardonado filme “Argo” de 2012, dirigido y protagonizado por Ben Affleck, ofreció una versión dramatizada del operativo, en la que Affleck interpretó al fallecido agente de la CIA Antonio “Tony” Mendez. En el podcast se identifica por primera vez al segundo agente de la CIA que acompañó a Mendez: Ed Johnson, experto en lingüística y especialista en rescates furtivos. Anteriormente sólo se le conocía de manera pública por el pseudónimo de “Julio”.
“Trabajar con los seis... eran novatos”, dijo Johnson en una entrevista que se transmitió en el podcast. “Se trataba de personas que no estaban entrenadas para mentirle a las autoridades. No estaban entrenadas para ser clandestinas, elusivas”.
Pero en el podcast, el cual se transmitió aproximadamente un mes antes de la incursión sin precedentes de Hamas a Israel, otro breve intercambio se enfoca en el golpe de Estado de 1953 en Irán.
En él, el portavoz de la CIA y presentador del podcast Walter Trosin se refiere a las afirmaciones de los historiadores de la agencia de que la mayoría de las actividades clandestinas de ésta a lo largo de su historia “reforzaron” a gobiernos de elección popular.
“Deberíamos reconocer, sin embargo, que esta es, por lo tanto, una excepción realmente significativa a esa regla”, dijo Trosin en referencia al golpe de 1953.
El historiador de la CIA Brent Geary, quien participó en el podcast, coincide.
“Esta es una de las excepciones a eso”, subrayó.
Siete décadas más tarde, el golpe de 1953 sigue siendo un tema muy controversial para Irán, su gobierno teocrático y los historiadores, entre otros.
En junio, la conservadora televisión estatal iraní le dedicó horas a examinar el golpe que derrocó al primer ministro Mohammad Mossadeq, al cumplirse un nuevo aniversario del suceso. De acuerdo con su versión, se puede trazar una línea recta desde el golpe a la Revolución Islámica de 1979 que a la larga derrocó al sha, quien estaba enfermo de muerte. Sigue avivando el sentimiento antiestadounidense que enmarca muchas de las decisiones que toma Irán, desde suministrar armas a Rusia para la guerra en Ucrania o acusar sin presentar evidencia que Washington fomentó las multitudinarias protestas antigubernamentales en distintos puntos del país durante el último año.
Desde la perspectiva de Estados Unidos, la mano de la CIA en el golpe rápidamente fue considerada un éxito de espionaje durante la Guerra Fría, aunque en los últimos años los historiadores han debatido qué tanta influencia tuvieron las acciones de la agencia. Luego de su participación en el golpe en Irán, la CIA se inmiscuyó en varios golpes más en otros países, como Guatemala, donde las acciones clandestinas de Washington instalaron a un dictador militar en 1954 y desataron una guerra civil de 40 años en la que probablemente murieron unas 245.000 personas.
Eso ha llevado a una reevaluación política en Estados Unidos sobre las acciones de la CIA en Irán en 1953. En el 2000, la entonces secretaria de Estado Madeleine Albright reconoció el “papel significativo” del gobierno estadounidense en el golpe. Durante un discurso en El Cairo en 2009, el presidente Barack Obama describió que las acciones de la CIA llevaron al “derrocamiento de un gobierno iraní electo democráticamente”.
Pero en gran medida la CIA misma estuvo ausente de la discusión. Luego de varios años de versiones contradictorias sobre el golpe, tanto en documentos públicos como en los confidenciales, un miembro del equipo de historiadores internos de la agencia escribió en 1998 una revalorización de la operación en una publicación titulada “Zendbad, Shah!” en farsi, que significa “¡Larga vida al sha!”.
Pero a pesar de que fueron desprecintados una serie de documentos históricos estadounidenses —incluyendo un enorme expediente de documentos del Departamento de Estado en 2017—, amplias porciones de dicha revalorización de la CIA siguen estando sumamente censuradas a pesar de los intentos para que sean difundidas realizados por el Archivo de Seguridad Nacional, con sede en la Universidad George Washington. Esto continúa incluso después de que en la década de 1990 los exdirectores de la agencia Robert Gates y James Woolsey Jr. se comprometieron a difundir los documentos sobre ese golpe y otros que fueron orquestados por la CIA.
Lo que complica aún más cualquier reconocimiento histórico es que la propia CIA admitió que muchos de los archivos relacionados con el golpe de 1953 posiblemente fueron destruidos en la década de 1960.
“Es un error insinuar que toda la operación del golpe ya dejó de ser secreta por completo. Para nada”, dijo Malcolm Byrne, del Archivo de Seguridad Nacional. “Aún se retienen partes importantes del registro, lo que sólo contribuye a la confusión del público y da pie a los mitos sobre el papel que desempeñó Estados Unidos mucho después del hecho”.