QUITO (AP) — De aspirar a recuperar el poder a desmentir rupturas internas.
El partido de izquierdas de Ecuador liderado por el expresidente Rafael Correa no solo perdió las elecciones el domingo pasado con la derrota de la candidata Luisa González, sino también, después, a su máxima dirigente nacional de la Revolución Ciudadana. Y ahora acalla voces sobre una posible ruptura interna en el partido.
Marcela Aguiñaga es una de las figuras del núcleo duro del llamado “correísmo”, el movimiento político que nació con la presidencia de Correa y que buscaba recuperar el poder en las últimas presidenciales. Renunció el miércoles a su cargo como presidenta de la Revolución Ciudadana —las nuevas siglas adoptadas—, desatando cuestionamientos y voces sobre división en la primera fuerza política del país.
“El camino de la política es un camino de resistencia, pero también de mucha ingratitud”, declaró en un vídeo de renuncia irrevocable publicado en redes, donde también aludió a “infamias y calumnias”. No dejó claro cómo queda su posición actual en el movimiento.
Pero su decisión y sus palabras arremolinaron reacciones en compañeros de partido, que se alinearon en desmentir que haya grietas en la Revolución Ciudadana.
Andrés Araúz, el candidato a vicepresidente que corría en las recientes elecciones con González, lo negó tajante. “No estoy dando entrevistas pero puedo decirle directamente ante su inquietud: no hay fractura interna”.
AP buscó comentarios de otras figuras relevantes del movimiento pero no obtuvo respuesta ni de Aguiñaga, que es también prefecta de la provincia de Guayas, ni de Paola Pabón, prefecta de Pichincha, ni de otros dirigentes o asambleístas.
Sí respondió Viviana Veloz, asambleísta reelecta de la Revolución Ciudadana, el bloque que tiene más escaños en la Asamblea, con 52 de un total de 137, pero sin llegar a mayoría.
“Nosotros seguimos unidos y cohesionados”, contestó el jueves a The Associated Press. Enfatizó que “los 52 asambleístas siguen (siendo) y serán parte del bloque de la Revolución Ciudadana” y cerró el paso a las versiones sobre un supuesto desgrane del bloque tras la derrota electoral. “Esto es un rumor malintencionado, seguimos unidos”, insistió.
En contraste, la hermana del expresidente Correa, Pierina Correa, había salido días antes a cuestionar los resultados electorales en los que Luisa González perdió la presidencia con un 48,17% de los votos frente al joven y acaudalado empresario Daniel Noboa, que obtuvo un respaldo popular del 51,83%.
Las críticas de Pierina Correa, que se enfocaron en Marcela Aguiñaga, levantaron las alertas sobre la unidad interna del partido. Un día después, la presidenta del movimiento renunció al cargo.
La hermana del expresidente, que es además asambleísta, había objetado que en “Guayas, teniendo una prefectura, se había perdido una curul”. Señaló, entre las posibles causas, que una persona que se desempeñe como directivo del movimiento no puede dedicarse al mismo tiempo a ejercer un cargo de elección popular.
Aguiñaga defendió un día después, en su video de renuncia, que uno de sus logros como presidenta del partido había sido “recuperar espacios” en alcaldías, prefecturas, así como haber conseguido ser “la primera fuerza política” del país.
En diálogo con The Associated Press, la asambleísta Correa descartó el jueves que sus declaraciones reflejen división al interior del movimiento, “aunque no siempre hemos opinado igual o coincidido”.
“Es parte de las evaluaciones y autocríticas que hay que hacer y que nadie se ofenda”, dijo. Aclaró que sus declaraciones fueron en medio de un análisis sobre los resultados electorales.
Correa también ratificó la solidez del bloque legislativo de la Revolución Ciudadana y negó una supuesta desbandada de asambleístas. “Lo mismo dijeron en la Asamblea anterior y fuimos la única bancada que se mantuvo férreamente unida”, manifestó.
Consultada sobre cómo queda la figura de su hermano en el movimiento tras la pérdida de las elecciones y la salida de Aguiñaga, la asambleísta reelecta afirmó que “el liderazgo de Rafael sigue intacto… siendo un actor prominente y decisivo”.
Para la analista y catedrática de la Universidad Casa Grade de Guayaquil, Estefanía Luzuriaga, estos episodios son señal de la necesidad de una “reorganización” y de “replantear el discurso”, así como de “repensar las figuras de liderazgo”.
Aseveró que una de las críticas es que si bien el expresidente Correa es un actor que aporta voto duro, otros creen que “genera resistencia y no permite al movimiento acceder a la presidencia ya en dos ocasiones”. Pese a ello, no cree que se puede hablar de una fractura de la Revolución Ciudadana ni de una eliminación del liderazgo de Correa.
“Están en un momento de transición y eso generalmente trae tensiones”, pero tanto la importancia del exmandatario como la base del voto duro del movimiento se mantienen, dijo.
Para Luzuriaga, la Revolución Ciudadana y su líder necesitan “una renovación de discurso que posicione otros liderazgos” y recordó que no hubo mucha distancia de puntos en las elecciones presidenciales, lo que apunta a un “país dividido”.