RAFAH, Franja de Gaza (AP) — Tropas y tanques israelíes efectuaron una rápida incursión terrestre en Gaza durante la madrugada del jueves, se enfrentaron a combatientes de Hamás y atacaron varios objetivos militares para “preparar el campo de batalla”, entre previsiones de una ofensiva terrestre.
La incursión se produjo después de más de dos semanas de devastadores ataques aéreos —más de 250 en las últimas 24 horas— en el pequeño y densamente poblado territorio y mientras la ONU y otros líderes mundiales advierten sobre una terrible crisis humanitaria que está empeorando.
Israel ha impuesto un asedio asfixiante a Gaza desde el ataque de Hamás y la toma de rehenes el 7 de octubre. La gente se está quedando sin alimentos, agua y medicinas, y apenas queda combustible para apoyar las misiones de ayuda de la ONU en Gaza, donde más de 1 millón de palestinos han sido desplazados.
El número de muertos en Gaza no tiene precedentes en el conflicto palestino-israelí que lleva décadas. El Ministerio de Salud palestino, regentado por Hamás, dijo el jueves que más de 7.000 palestinos han muerto en el conflicto, una cifra que no pudo ser verificada de forma independiente. Podría morir todavía más gente si Israel lanza una ofensiva terrestre destinada a aplastar a Hamás, que gobierna Gaza desde 2007 y hasta ahora lleva cinco guerras contra Israel.
Los combates han matado a más de 1.400 personas en Israel, la mayoría de ellas civiles que murieron durante el ataque inicial de Hamás, de acuerdo con el gobierno israelí. Hamás también tiene a unas 224 personas como rehenes en Gaza.
Los ataques aéreos israelíes en la ciudad sureña de Jan Yunis arrasaron con más de ocho casas pertenecientes a una familia extensa, matando al menos a 15 personas. Las ambulancias acudieron rápidamente al lugar mientras el polvo de los edificios derruidos flotaba en el aire.
La zona de la explosión era un páramo caótico de hormigón desmoronado y metal retorcido. Socorristas se llevaban a los heridos cubiertos de polvo gris. El cuerpo de un niño fue extraído de debajo de una losa de concreto.
El ejército israelí dice que sólo ataca objetivos militantes y acusa a Hamás de operar entre civiles como escudo. Los milicianos palestinos han lanzado miles de cohetes hacia Israel desde que comenzó la guerra. Uno de ellos impactó contra un edificio residencial en la ciudad central de Petah Tikva, sin herir a nadie.
El ala militar de Hamás dijo el jueves que los bombardeos israelíes han matado hasta ahora a unos 50 de los al menos 224 rehenes que secuestraron durante su asalto inicial.
El conflicto amenaza con provocar una guerra más amplia en toda la región.
Hezbollah, un aliado de Hamás financiado por Irán que opera desde el Líbano, ha intercambiado disparos repetidamente con Israel a lo largo de la frontera. Israel ha llevado a cabo ataques aéreos en el Líbano, Siria e incluso en Cisjordania, territorio ocupado por Israel. Estados Unidos ha enviado a la región barcos, aviones de combate, armamento y personal.
Por otra parte, la esposa, el hijo y la hija pequeña de Wael Dahdouh, veterano corresponsal de Al Jazeera en Gaza, murieron el miércoles en un ataque israelí. La cadena de televisión qatarí emitió imágenes del periodista llorando sobre el cadáver de su hijo en el piso de un hospital. Dahdouh y otros dolientes acudieron el jueves a los funerales con los chalecos antibalas azules que llevan los reporteros en los territorios palestinos.
Israel ha prometido aplastar la capacidad de Hamás para gobernar Gaza o amenazar a Israel nuevamente.
Benny Gantz, general retirado y miembro del gabinete de guerra israelí, dijo que cualquier ofensiva terrestre sólo sería “una etapa en un proceso de largo plazo que incluye aspectos sociales, políticos y de seguridad que tomarán años”.
“La campaña pronto se incrementará con más fuerza”, añadió.
Durante su operación nocturna, los soldados mataron a combatientes, destruyeron infraestructura miliciana y posiciones de lanzamiento de misiles antitanque. Ningún israelí resultó herido, indicó el ejército. En un primer momento no había confirmación de bajas palestinas.
El contralmirante Daniel Hagari, vocero del ejército, dijo que la incursión era “parte de nuestras preparaciones para las siguientes etapas de la guerra”.
Israel también dijo que había realizado unos 250 ataques aéreos en Gaza en las 24 horas previas, dirigidos contra túneles, lanzacohetes y otra infraestructura miliciana.
Cientos de miles de personas permanecían en el norte de Gaza pese a que Israel ha ordenado que se marchen al sur y afirma que los que se queden serán considerados “cómplices” de Hamás.
En los últimos días, Israel ha permitido la entrada de más de 60 de camiones con ayuda desde Egipto, lo que según los cooperantes es insuficiente y supone apenas una fracción diminuta de lo que entraba en el territorio antes de la guerra. Israel ha prohibido la entrega de combustible —necesario para los generadores— porque cree que Hamás se lo quedará.
Un responsable del Comité Internacional de Cruz Roja dijo que confía en llevar media docena de camiones llenos de material médico vital.
“Esto es una pequeña parte de lo que se requiere, una gota en el océano”, afirmó William Schomburg, jefe de la subdelegación en Gaza. “Intentamos establecer una línea de suministro”.
La UNRWA ha estado compartiendo sus propios suministros de combustible para que los camiones puedan distribuir la ayuda, las panaderías puedan alimentar a la gente en los refugios, el agua pueda ser desalinizada y los hospitales puedan mantener en funcionamiento las incubadoras, las máquinas de soporte vital y otros equipos importantes.
En Líbano, ataques de aviones y drones israelíes provocaron incendios en campo abierto en la localidad de Aita al Shaab, en el sur de Líbano, donde se han intensificado las hostilidades, según la agencia estatal de noticias libanesa. El miércoles por la noche se registraron ataques en poblaciones en el distrito de Tyre, según la agencia, que informo de un impacto en una fábrica de colchones.
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Chehayeb informó desde Beirut; Teibel desde Jerusalén; Wafaa Shurafa en Deir al-Balah, Franja de Gaza, y Samy Magdy, en El Cairo, contribuyeron a este despacho.