MADRID, 26 (EUROPA PRESS)
Hasta ahora la investigación ha sugerido que solo los humanos y algunas especies de ballenas dentadas viven muchos años de vida activa después de la pérdida de la capacidad reproductiva.
Los signos de menopausia en las chimpancés salvajes pueden proporcionar información sobre la evolución en los humanos de esta rara característica, según publican los investigadores en la revista 'Science'.
La gran mayoría de los mamíferos siguen siendo fértiles hasta el final de sus vidas; la excepción son los humanos y algunas especies de ballenas dentadas que experimentan la menopausia. En los humanos, la menopausia suele producirse entre los 45 y 55 años y se caracteriza por una disminución natural de las hormonas reproductivas y el cese permanente de la función ovárica.
Explicar cómo evolucionó la menopausia constituye un desafío, dado que las ventajas evolutivas no son evidentes. También sigue sin conocerse la razón de la evolución de la menopausia en los humanos, pero aparentemente no en otros primates de vida prolongada.
En el nuevo estudio, Brian Wood, de la Universidad de California Los Ángeles y el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, y sus colegas informan de evidencia demográfica y hormonal de menopausia en chimpancés salvajes.
Utilizando observaciones conductuales y demográficas de una comunidad de chimpancés salvajes en el Parque Nacional Kibale en Uganda, calcularon una métrica denominada representación posreproductiva (post-reproductive representation, PrR), que indica la proporción promedio de la vida adulta que se pasa en un estado posreproductivo, informó en un comunicado la Universidad de Arizona, que también partoicipó en el estudio.
Mientras que la mayoría de los mamíferos, incluidas otras poblaciones de chimpancés, presentan una PrR cercana a cero, los autores descubrieron que los chimpancés de Ngogo tenían una PrR de 0.2, lo que significa que, en promedio, las hembras viven el 20% de su vida adulta en un estado posreproductivo.
Además, muestras de orina de 66 hembras en diferentes estados reproductivos y franjas de edad mostraron que la transición a este estado posreproductivo estaba marcada por cambios en hormonas como gonadotrofinas, estrógenos y progestinas.
Según los autores, variaciones hormonales similares son diagnósticas de la menopausia humana. Sin embargo, a diferencia de los humanos, las chimpancés posreproductivas en la población de Ngogo no participaron en la crianza de los hijos de sus hijos, lo que sugiere que no es aplicable la popular "hipótesis de la abuela", que se ha utilizado para explicar la evolución adaptativa de largas esperanzas de vida posreproductivas.
"El estudio arroja luz y plantea preguntas sobre la evolución de la menopausia --escribe Michael Cant en un artículo de Perspective relacionado--. También destaca el poder de los difíciles estudios de campo a largo plazo, a menudo realizados con presupuestos reducidos y en constante riesgo de cierre, para transformar la comprensión fundamental de la biología y el comportamiento humanos".