Los alimentos que consumimos a diario influyen directamente en el rendimiento de nuestro cuerpo y por ende también de refleja en la calidad de nuestra salud.
La actividad física ayuda a reforzar nuestro sistema inmunológico, la circulación de la sangre, el funcionamiento de los músculos y evitar enfermedades que puedan afectar a nuestro corazón pero contrario a esto, si consumimos en exceso alimentos con altas dosis de grasas saturadas podríamos tener un enorme riesgo a la salud.
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Para llegar a esa meta es fundamental elegir correctamente las comidas que se va a ingerir. Expertos recomiendan tener cuidado con el consumo de grasas saturadas, las cuales son un tipo de grasa alimenticia que están presentes en los alimentos de origen animal y también en productos procesados.
Según los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos, el consumo excesivo de este tipo de grasas también puede aumentar el colesterol total en sangre, logrando un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Un reconocido portal en internet indica que es de gran ayuda reemplazar las carnes rojas (res y cerdo) por pollo sin piel o pescado. También se puede alternar el consumo de estas proteínas, pero no se debe consumir diariamente, sino tres veces a la semana.
Preferentemente se debe acudir con un especialista en nutrición para tener una dieta personalizada. También se puede utilizar en las comidas el aceite de canola o aceite de oliva en lugar de la manteca y otras grasas sólidas.
De igual forma debemos reemplazar los productos lácteos enteros por leche, yogur o queso deslactosados o con un contenido bajo de grasa. Por último, volcarnos a aumentar los consumos de frutas, verduras, granos integrales y otros alimentos con baja o sin grasas saturadas.
Junto con las grasas trans, las saturadas son del grupo de las grasas dañinas. Su consumo excesivo puede llegar a tener graves consecuencias para el sistema cardiovascular, por lo que se debe controlar, de lo contrario, presentaremos altísimos niveles de colesterol LDL (lipoproteínas de baja densidad), también conocido como “colesterol malo”.
Este colesterol puede acumularse en las arterias y formar placas que obstruyen el flujo sanguíneo, aumentando así el riesgo de tener problemas del corazón.