BRUSELAS (AP) — Fue bueno que el presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy diera su discurso por videoconferencia en la sesión inaugural de la cumbre de la Unión Europea.
Inmediatamente después, los líderes de la UE se desconectaron y pasaron a la orden del día: La guerra entre Israel y Hamás. No volvieron a tocar el tema de la guerra de Rusia en Ucrania antes de la clausura de la cumbre el viernes.
Después de dominar cumbre tras cumbre desde que Rusia invadió Ucrania el 24 de febrero de 2022, el momento por sí solo, por anecdótico que fuera, subrayó una realidad más profunda: Zelenskyy enfrentará tiempos más difíciles para conseguir toda la atención y ayuda política, económica y militar que Kiev quiere.
No sólo en Europa, dado que el nuevo presidente de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Mike Johnson, ha mostrado poco interés en proporcionar dinero adicional del Congreso para apoyar a Ucrania y subrayó que ahora es el momento de “apoyar a nuestro importante aliado en Oriente Medio y ese es Israel”.
No es sólo la geopolítica la que acecha a Ucrania. La política de la UE ya tampoco es tan amable con Zelenskyy.
“Ucrania es uno de los países más corruptos del mundo”, dijo el viernes el nuevo primer ministro eslovaco, Robert Fico, cuando abordó el tema de la cumbre en su página de Facebook. Después de la cumbre, añadió: “Estamos dispuestos a ayudar, pero no militarmente, porque no creo en una solución militar a este conflicto en Ucrania”.
Y por si fuera poco, el primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, echó más agua fría sobre Zelenskyy el viernes.
Orbán dijo en su entrevista semanal en la radio estatal que la estrategia de la UE para ayudar a Ucrania ha “fracasado” y señaló que tal vez no esté dispuesto a aprobar una propuesta del bloque para proporcionar más asistencia financiera a Kiev.
“Los ucranianos no van a ganar en el campo de batalla, los rusos no van a perder en el campo de batalla y no hay manera de que el presidente ruso sea derrotado en Moscú en el caos de una guerra perdida”, dijo Orbán.
Por su parte, Moscú está aportando más fondos al esfuerzo bélico. El ministro ruso de Finanzas, Anton Siluanov, dijo a los legisladores que casi un tercio del gasto gubernamental el próximo año se destinará a defensa para un total equivalente a 115.000 millones de dólares, señalando que la cantidad es significativamente mayor en comparación con años anteriores.
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Geir Moulson en Berlín, Sylvie Corbet en París y Justin Spike en Budapest, contribuyeron a este despacho.