RÍO DE JANEIRO (AP) — Rafael Yen es un niño de apenas 8 años y ya vive el fútbol apasionadamente como todos en Brasil. Pero tiene un dilema que ni siquiera su padre puede resolver.
¿Irá Rafael con la camiseta de Argentina al estadio Maracaná de Río de Janeiro el martes para ver a Lionel Messi, su jugador favorito, cuando los campeones mundiales enfrenten a Brasil en las eliminatorias del Mundial?
“Le he dicho que se lo piense, es como ir con la camiseta de Vasco da Gama a un partido de Flamengo”, dijo Miguel Yen, el padre del niño al aludir a una de las rivalidades más acérrimas del fútbol brasileño. “Ha dejado la camiseta de Brasil, así que no sé lo que será cuando vuelva de la escuela”.
Rafael adora tanto a Messi, que a menudo duerme con la casaca Albiceleste. También obtuvo una camiseta del Inter Miami luego que el jugador ocho veces premiado con el Balón de Oro fichó con el club de la MLS. Le rogó a su padre llevarle al Maracaná para el que podría ser el último partido de su ídolo en el icónico estadio.
Torcedores como Rafae no quieren que Brasil pierda ante Argentina, pero anhelan ver al astro regatear, rematar y quizás anotar un gol.
Muchos brasileños han alentado a Messi durante años, no sólo por su gran calidad individual en la cancha, sino por el respeto que ha expresado por los pentacampeones mundiales. Mientras que los compañeros de Messi en la selección argentina corearon una canción anti Brasil en el vestuario del Maracaná tras ganar la Copa América de 2021, Messi fue captado pidiéndoles parar. También es un buen amigo de Neymar, tiene a Ronaldo como uno de sus modelos y siempre trató con cortesía a Pelé.
Como retribución, muchos brasileños festejaron entusiastas cuando Argentina conquistó su tercera estrella como campeona del mundo en Qatar, algo inconcebible cuando el controvertido Diego Maradona era la estrella de la Albiceleste.
Messi no ha indicado cuándo colgará sus botines, diciendo que quiere disfrutar seguir jugando como campeón mundial. Se prevé que disputará la Copa América el año próximo en Estados Unidos en busca de revalidar el título, pero hay incertidumbre sobre si intentará levantar una segunda Copa Mundial a los 39 años.
Algunos torcedores brasileños entre los 69.000 espectadores en el Maracaná se pondrán contentos si Messi anota su primer gol ante Brasil en un partido de las eliminatorias mundialistas, una de las pocas cosas que le falta por conseguir (tiene cinco en amistosos). Brasil nunca ha perdido como local.
“Me pondré feliz con un empate si Messi mete un gol”, dijo William Santos, un brasileño de 14 años en las afueras del Maracaná el día previo al partido. “Juego con él en videojuegos, no me pierdo sus partidos. Soy pequeño como él. Mis amigos dicen que esta es la última oportunidad de verlo en Brasil, y este es mi regalo de Navidad. Me costó 300 reales brasileños (40 dólares)”.