MADRID, 28 (EUROPA PRESS)
El hallazgo, publicado en la revista 'Nature Communications', se produjo después de que un equipo de investigación dirigido por Benjamin Wallis, glaciólogo de la Universidad de Leeds, utilizara satélites para rastrear el glaciar Cadman, que desagua en la bahía de Beascochea, en la península Antártica occidental.
Entre noviembre de 2018 y mayo de 2021, el glaciar retrocedió ocho kilómetros a medida que la plataforma de hielo en el extremo del glaciar -donde el hielo se extiende hacia el mar y se ancla en el fondo marino en lo que se conoce como la zona de encallamiento- se derrumbó.
La plataforma de hielo habría actuado como contrafuerte, frenando el movimiento del glaciar hacia el mar. Al verse rodeado por aguas oceánicas más cálidas, los científicos creen que la plataforma de hielo se adelgazó y se desprendió del suelo, por lo que ya no pudo contener al glaciar.
Como consecuencia, la velocidad a la que fluía el glaciar se aceleró rápidamente -duplicando su velocidad- y aumentó la cantidad de hielo que vierte al mar en forma de icebergs, mediante un proceso conocido como desprendimiento de icebergs.
"Nos sorprendió ver la velocidad a la que Cadman pasó de ser un glaciar aparentemente estable a otro en el que observamos un deterioro repentino y una pérdida significativa de hielo --recuerda Wallis en un comunicado--. Lo que también resultó curioso fue que los glaciares vecinos de esta parte de la Península Antártica occidental no reaccionaron de la misma manera, lo que puede encerrar importantes lecciones para la forma en que podemos proyectar mejor cómo el cambio climático seguirá afectando a esta importante y sensible región polar".
"Nuestro estudio reunió datos de tres décadas, nueve misiones de satélite diferentes y mediciones oceanográficas in situ para comprender los cambios que se están produciendo en la Antártida --prosigue--. Esto demuestra lo importante que es disponer de una vigilancia a largo plazo de las regiones polares de la Tierra con una serie de sensores que nos cuentan cada uno una parte diferente de la historia".
Según los científicos, el glaciar Cadman se encuentra ahora en un estado de "desequilibrio dinámico sustancial". El hielo del glaciar ha seguido adelgazando, perdiendo altura a un ritmo de unos 20 metros al año. Esto equivale a la pérdida de altura de un edificio de cinco plantas cada año.
Además, cada año se vierten al océano unos 2.160 millones de toneladas de hielo procedentes del glaciar Cadman.
Se cree que las temperaturas inusualmente altas del agua del océano a principios de 2018/19 alrededor de la península antártica occidental desencadenaron el rápido cambio dinámico en el sistema del glaciar Cadman.
Mediante el análisis de datos históricos de satélite, los científicos creen que las aguas oceánicas más cálidas adelgazaron gradualmente la plataforma de hielo del glaciar desde principios de la década de 2000 y posiblemente desde la década de 1970.
El agua más caliente no se desplazó por la superficie del océano, sino por las profundidades de la columna de agua. Esta agua más caliente puede haber llegado a la plataforma de hielo, donde está encallada en el fondo marino. El resultado es que la plataforma de hielo comienza a derretirse de abajo hacia arriba.
En 2018/19, la plataforma de hielo era tan delgada que se liberó de la zona de encallamiento y comenzó a flotar, en efecto, deslizando el ancla y permitiendo que el glaciar Cadman drenara más hielo en los mares, pero el equipo científico seguía enfrentándose a la gran pregunta del por qué se había hundido el glaciar Cadman cuando los glaciares vecinos Funk y Lever permanecían relativamente estables.
Mediante el análisis de datos oceanográficos submarinos, creen que una serie de estructuras rocosas submarinas denominadas crestas o soleras, a una profundidad de 200 metros y 230 metros, actúa como barrera defensiva, desviando los canales de agua más cálida para que no lleguen a los glaciares. No obstante, advierten de que un aumento del calentamiento oceánico podría poner en peligro la capacidad de las crestas para proteger algunos glaciares.
El profesor Michael Meredith, del British Antarctic Survey y uno de los autores del estudio señala que se sabe desde hace tiempo que el océano que rodea la Antártida se está calentando rápidamente, y que esto supone una amenaza significativa para los glaciares y la capa de hielo, con consecuencias para el aumento del nivel del mar a nivel mundial.
"Esta nueva investigación muestra que los glaciares aparentemente estables pueden cambiar muy rápidamente, volviéndose inestables casi sin previo aviso, y luego adelgazando y retrocediendo con mucha fuerza --subraya--. Esto subraya la necesidad de una amplia red de observación de los océanos en torno a la Antártida, especialmente en las regiones próximas a los glaciares que son especialmente difíciles de medir".
En el estudio, los investigadores afirman que lo ocurrido con el glaciar Cadman puede considerarse un ejemplo de "punto de inflexión glaciológico", en el que un sistema en estado estacionario puede tomar uno o dos caminos en función de un cambio en un parámetro ambiental.
En 2018 se alcanzó un punto de inflexión provocado por la llegada de agua oceánica inusualmente cálida, que hizo que la plataforma de hielo se desprendiera. Alcanzar este punto de inflexión provocó que el glaciar Cadman aumentara su descarga de hielo en un 28% en 13 meses.
Los investigadores afirman que otros glaciares de la Península Antártica pueden ser vulnerables a cambios repentinos similares debido a la geología submarina.