TEL AVIV, Israel (AP) — Segundos después que palestinos armados empezaron a disparar en una concurrida parada de autobús de Jerusalén la semana pasada, Yuval Castleman corrió hacia el lugar de los hechos y comenzó a disparar contra los agresores, pero fue baleado por un soldado israelí que presuntamente pensó que era uno de los atacantes.
La muerte a tiros de Castleman, que aparece en una grabación de una cámara de vigilancia arrodillado, levantando las manos y abriendo su camisa para indicar que no era una amenaza, pone de manifiesto lo que, según los críticos, es una epidemia de un uso excesivo de la fuerza por parte de soldados, policías y ciudadanos armados de Israel contra presuntos agresores palestinos.
“Hizo todo lo necesario para que pudiera ser identificado adecuadamente”, dijo el padre de Castleman, Moshe, a la radio militar israelí el domingo, “y siguieron disparándole”.
La muerte de Castleman es similar a incidentes anteriores en que las fuerzas de seguridad israelíes o civiles han baleado a atacantes que ya no parecen representar una amenaza, o disparan contra presuntos agresores o civiles desarmados que son considerados una amenaza.
El incidente se produce en momentos en que las tensiones han aumentado por la guerra entre Israel y Hamás, y los israelíes están en vilo y preparándose para más ataques. También coincide con una campaña del ministro de Seguridad Nacional de Israel, Itamar Ben-Gvir, que busca impulsar el número de civiles armados.
Palestinos y grupos defensores de derechos humanos han acusado desde hace tiempo a las fuerzas israelíes de hacer un uso excesivo de la fuerza, al abatir a agresores que ya no representan una amenaza e incluso herir a personas inocentes debido a que las confunden con atacantes y luego no rendir cuentas.
El jueves temprano, con la entrada a Jerusalén saturada de tráfico, dos combatientes de Hamás salieron de su auto en una parada de autobús y comenzaron a disparar contra quienes esperaban, matando a tres personas. En las imágenes de cámaras de seguridad se ve a Castleman corriendo desde el otro lado de la concurrida autopista, blandiendo su pistola y disparando contra los atacantes. También se ve a soldados abriendo fuego.
Castleman, un abogado de 38 años que se dirigía a su trabajo, parece huir de los disparos. Luego se arrodilla, levanta los brazos y se abre la camisa antes de ser baleado.
Su familia exige saber cómo el heroísmo de su hijo culminó en su asesinato.
Las autoridades israelíes investigan el incidente y, según la policía, las conclusiones iniciales indican que uno de los soldados “sospechó erróneamente” que Castleman era un atacante. Castleman, residente en un suburbio de Jerusalén, había trabajado anteriormente en las fuerzas de seguridad israelíes, según su padre, y utilizó su propia arma contra los atacantes. Recibió disparos en la mandíbula, la barbilla y el estómago.
Las fuerzas militares israelíes emitieron un comunicado el domingo en que expresaron su pesar por la muerte de Castleman. Indicó que el soldado que presuntamente le disparó fue interrogado bajo cautela, un paso que a menudo precede a los cargos penales.
El soldado, identificado por los medios de comunicación israelíes como el reservista Aviad Frija, declaró al Canal 14 de televisión israelí que participaba activamente entre los “jóvenes de las colinas”, término utilizado para referirse a los adolescentes judíos radicalizados que ocupan las colinas de la Cisjordania ocupada y que son conocidos por perpetrar ataques contra los palestinos y sus propiedades.
Frija no fue cuestionado por la muerte de Castleman. Pero se jactó de haber matado a los agresores, argumentando que hacerlo era el objetivo de todo soldado.
Los “jóvenes de la colina” están alineados políticamente con Ben-Gvir, discípulo de un rabino racista, que como ministro a cargo de la policía ha encabezado una campaña para proliferar las armas entre los civiles mediante el relajamiento de los criterios para adquirir un permiso para portar armas de fuego. Ben-Gvir declaró que el atentado del jueves demostraba que sus políticas eran necesarias.
“Las armas salvan vidas. Vemos esto una y otra vez. En todas partes hay armas, ciudadanos, policías, soldados salvando vidas”, afirmó en el lugar, sin referirse a Castleman. Ben-Gvir también ha presionado para que se establezca una fuerza de guardia nacional que, según él, está destinada a llenar los vacíos donde la policía está dispersa. Los detractores sostienen que equivaldría a su propia milicia personal.
Cuando se le preguntó sobre el tiroteo del sábado, el primer ministro Benjamin Netanyahu dijo que apoyaba la política de Ben-Gvir de aumentar el acceso a las armas de fuego incluso si eso implicaba que civiles como Castleman mueran.
“La presencia de civiles armados muchas veces evitó un desastre mayor”, dijo a los periodistas. “Podría ser que paguemos un precio por ello. Así es la vida.”
Benny Gantz, rival de Netanyahu convertido en aliado en tiempos de guerra, pidió una investigación sobre el uso adecuado de las armas de fuego y las regulaciones que rodean su portación.
“Así no es la ‘vida’, sino una señal de advertencia”, publicó en X, antes Twitter.