DEIR AL-BALAH, Franja de Gaza (AP) — Los combates intensos impedían la distribución de alimentos, agua y medicamentos en la mayor parte de la Franja de Gaza, profundizando la crisis humanitaria mientras las fuerzas israelíes enfrentaban a milicianos de Hamás el miércoles en una ofensiva terrestre que ha llevado al sur algo de la devastación y los desplazamientos masivos vistos en el norte.
A medida que la ofensiva avanza hacia el sur y al interior de Jan Yunis, la segunda ciudad del territorio, va reduciendo la zona donde los palestinos pueden obtener seguridad y empujando a grandes cantidades de personas, muchas de las cuales se han visto forzadas a huir varias veces, hacia la frontera sellada con Egipto.
Del lado gazatí de la frontera, refugios precarios y viviendas familiares están desbordadas, y mucha gente duerme en las calles. Del otro lado, Egipto se niega a recibir un ingreso masivo de refugiados, ya que cree que Israel no les permitirá regresar a Gaza y esto podría socavar el tratado de paz vigente desde hace décadas.
La ONU dice que casi 1,9 millones de personas —más del 80% de la población gazatí de 2,3 millones— han abandonado sus hogares. Muchos palestinos temen que no se les permita regresar.
Buena parte del norte, incluso grandes sectores de Ciudad Gaza, están totalmente destrozados, y los palestinos temen que el resto del territorio sufra la misma suerte a medida que Israel trata de aniquilar a Hamás, que tiene profundas raíces en el territorio que ha gobernado durante 16 años.
Dos meses de bombardeos y ofensiva terrestre israelíes han matado a más de 16.200 personas en Gaza —en su mayoría mujeres y niños— y herido a más de 42.000, dijo el martes por la noche el Ministerio de Salud del territorio. El ministerio no distingue entre combatientes y civiles muertos.
Israel dice que ya no acepta la presencia militar de Hamás en Gaza después del 7 de octubre que desencadenó la guerra, y el primer ministro, Benjamin Netanyahu, ha dicho que Israel mantendrá un control de seguridad sobre el territorio de forma indefinida, algo a lo que se oponen Estados Unidos y buena parte de la comunidad internacional.
El ejército israelí dijo el martes que sus fuerzas se encontraban “en el corazón” de Jan Yunis, tras lo que describió como “el día más intenso” de combates desde que comenzó la ofensiva terrestre hace más de cinco semanas, con fuertes enfrentamientos también en el norte.
La guerra ha significado una catástrofe sin precedentes para los civiles palestinos, que eclipsa las cuatro guerras anteriores entre Israel y Hamás, y su sufrimiento se agravará a medida que avanza la ofensiva.
Desde hace tres días, la distribución de ayuda —principalmente de harina y agua— solo ha sido posible en los alrededores de Rafah, en a frontera con Egipto, debido a los combates y los cierres de rutas por las fuerzas israelíes, según la oficina de ayuda humanitaria de la ONU.
Dijo que decenas de miles de personas han huido a Rafah desde Jan Yunis y otras zonas, abrumando los refugios ya atestados.
“Hay gente desplazada en las calles, en escuelas, mezquitas, hospitales... en todas partes”, dijo Hamza Abu Mustafa, un maestro que vive cerca de una escuela convertida en refugio y tiene a tres familias en su casa.
“La situación es extremadamente calamitosa”, dijo.
Una mujer palestina que se identificó como Umm Ahmed dijo que las duras condiciones y el acceso limitado a retretes resultaba especialmente difícil para las mujeres embarazadas o durante la menstruación. “Para las mujeres y niñas, el sufrimiento es doble”, dijo. “Es más humillación”.
Mujeres palestinas han acudido recientemente a redes sociales para pedir artículos de higiene menstrual, que son cada vez más difíciles de encontrar.
“Me disculpo por sacar un tema así”, escribió una usuaria en X, que explicó que tenía 15 niñas alojadas en su casa. “¿Qué se supone que debemos hacer?”.
La guerra ha matado a más de 16.200 personas en Gaza —el 70% de ellos mujeres y niños— y herido a más de 42.000, según el Ministerio de Salud de Gaza, que publicó nuevas cifras el martes por la noche. El ministerio no distingue entre civiles y combatientes muertos, pero en general sus datos coinciden con una cifra publicada por el ejército israelí esta semana.
El ministerio afirma que cientos de personas han muerto o resultado heridos desde que terminó la semana de tregua el viernes, y muchos siguen atrapados bajo los escombros.
El ejército acusa a Hamás de utilizar a los civiles como escudos humanos cuando los milicianos operan en zonas residenciales. Pero Israel no ha dado información detallada sobre ataques individuales, algunos de los cuales han destruido cuadras enteras.
El jefe del Estado Mayor, Herzi Halevi, dijo que los milicianos guardan armas en casas y otros edificios para que combatientes vestidos de civil puedan utilizarlas para disparar a las tropas.
“Atacarles requiere un uso significativo del fuego, tanto para atacar al enemigo como para, por supuesto, proteger a nuestras fuerzas”, dijo el martes.
Israel afirma que debe expulsar a Hamás del poder para evitar una repetición del ataque que desencadenó la guerra, en el que Hamás y otros milicianos mataron a unas 1.200 personas, en su mayoría civiles, y se llevaron a unos 240 hombres, mujeres y niños como rehenes, tras rebasar las prestigiosas defensas israelíes.
Más de 100 rehenes fueron liberados durante el cese el fuego de la semana pasada, junto con 240 palestinos encarcelados por Israel.
Pero se estima que unos 138 rehenes siguen en Gaza, en su mayoría soldados y hombres civiles, y los reportes de violaciones generalizadas y otras atrocidades cometidas durante el asalto miliciano han agravado la indignación israelí y blindado el apoyo a la guerra.
Hamás aún tiene capacidad de combatir en el norte, donde Israel irrumpió con una fuerza abrumadora hace semanas, lo que apunta a que erradicar el grupo sin causar más bajas y desplazamientos masivos —como ha solicitado Estados Unidos, el principal aliado de Israel— podría ser difícil.
El ejército dice que 88 de sus soldados han muerto en la ofensiva en Gaza. Un mando militar dijo esta semana que al menos 15.000 palestinos han muerto, incluidos 5.000 milicianos, pero no explicó cómo había alcanzado esas cifras el ejército.
Incluso tras semanas de bombardeo, el principal líder de Hamás en Gaza, Yehya Sinwar —cuyo paradero es desconocido— pudo dirigir complejas negociaciones del alto el fuego y orquestar la liberación de decenas de rehenes la semana pasada. Los milicianos palestinos también han mantenido su fuego de cohetes hacia Israel.
La guerra ha sido una catástrofe sin precedentes para los civiles palestinos, que eclipsa a las cuatro guerras previas entre Israel y Hamás y se espera que su sufrimiento vaya a más conforme avance la ofensiva.
Tras la enorme evacuación del norte de Gaza ordenada por Israel al inicio de la guerra, la mayoría de la población gazatí se vio hacinada en los 230 kilómetros cuadrados (90 millas cuadradas) del centro y el sur del territorio.
Desde que se adentró en el sur, el ejército israelí ha ordenado a la gente que abandone casi dos docenas de vecindarios en Jan Yunis y sus alrededores, lo que reduce aún más, en más de un cuarto, las zonas donde los civiles pueden buscar refugio.
No estaba claro cuántas personas habían acatado las órdenes de evacuación, ya que muchos palestinos dicen que no se sienten a salvo en ningún lugar en Gaza y temen que si abandonan sus hogares no se les permita regresar.
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Magdy informó desde El Cairo.