DEIR AL-BALAH, Franja de Gaza (AP) — Ardían las batallas por toda Gaza el domingo, al tiempo que Israel indicaba que estaba dispuesto a luchar durante meses o más a fin de derrotar al Hamás, y un mediador clave dijo que estaba menguando la voluntad de discutir un cese de fuego.
Israel seguía adelante con su ofensiva después de que Estados Unidos bloqueó esfuerzos internacionales para detener los combates y enviara más municiones a su aliado.
Israel enfrenta una creciente indignación internacional y peticiones de un cese el fuego tras matar a miles de civiles palestinos y desplazar a casi el 85% de los 2,3 millones de personas dentro del asediado territorio, donde según las agencias de Naciones Unidas no hay un lugar seguro donde huir.
Estados Unidos ha dado un apoyo vital a la ofensiva en los últimos días al vetar una iniciativa del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para detener los combates que disfrutaba de un amplio apoyo internacional, además de aprobar una venta de emergencia de munición de tanques a Israel por valor de 100 millones de dólares.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, agradeció al presidente estadounidense Joe Biden por las “municiones importantes para la continuación de la guerra” y por el apoyo a Israel en el Consejo de Seguridad.
Estados Unidos ha prometido un apoyo férreo al objetivo israelí de aplastar la capacidad militar y de gobierno de Hamás para evitar una repetición del ataque del 7 de octubre que desencadenó la guerra. Hamás y otros milicianos palestinos asaltaron el sur de Israel ese día y mataron a unas 1.200 personas, además de capturar a unas 240, de las que algo más de un centenar fueron liberadas durante un cese el fuego de una semana el mes pasado.
Israel respondió al ataque con una devastadora guerra por aire y tierra que ha matado a miles de palestinos, en su mayoría civiles, y obligado a aproximadamente 1,9 millones de personas a huir de sus hogares, según agencias de Naciones Unidas.
Apenas se permitía la entrada de un goteo de ayuda al enclave y entregarla era imposible en buena parte del territorio, y los palestinos enfrentaban una grave escasez de comida, agua y otros productos básicos. Algunos observadores expresaron temores de que los palestinos serán expulsados totalmente de Gaza.
“Es de esperar que el orden público colapsará pronto, y una situación aun peor podría ocurrir, incluyendo epidemias y presiones para un desplazamiento masivo hacia Egipto”, dijo el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, en un foro en Qatar.
Eylon Levy, portavoz del gobierno israelí calificó las acusaciones de desplazamientos masivos desde Gaza “disparatadas y falsas”.
El primer ministro de Qatar, Sheikh Tamim bin Hamad Al Thani, dijo en el foro que continuarán los esfuerzos de mediación para poner fin a la guerra y conseguir la libertad de los rehenes, pero “siempre es necesario que las dos partes estén dispuestas (a realizar) esa gestión. Desafortunadamente, no estamos viendo la misma voluntad que habíamos visto en las semanas previas”.
El asesor de seguridad nacional israelí, Tzachi Hanegbi, dijo el sábado por la noche al canal israelí 12 TV que Washington no ha fijado un plazo límite para que Israel alcance sus objetivos de desmantelar a Hamás y recuperar a todos los rehenes.
“El análisis de que esto no puede medirse en semanas es correcto, y no estoy seguro de que pueda medirse en meses”, dijo.
El secretario de Estado de Estados Unidos Antony Blinken dijo a CNN que “tenemos estas discusiones con Israel incluyendo sobre la duración y sobre cómo está ejecutando esta campaña contra Hamás. Esas son decisiones que Israel tendrá que tomar”. En declaraciones al canal ABC, Blinken agregó: “En lo que respecta a una tregua en este momento, con Hamás todavía vivo, todavía intacto ... eso solo perpetuaría el problema”.
Esta es una guerra que no se puede ganar, dijo el canciller jordano Ayman Safadi, en el foro, advirtiendo además que “Israel ha creado un nivel de odio que acechará a esta región por generaciones”.
Las fuerzas israelíes seguían encontrando una firme resistencia incluso en el norte de la Franja de Gaza, donde barrios enteros han sido destruidos por ataques aéreos y donde las tropas operan desde hace unas seis semanas.
El canal 13 de la televisora israelí emitió imágenes de decenas de detenidos en ropa interior y con las manos en alto. Varios sostenían rifles de asalto sobre la cabeza y se veía a un hombre avanzando despacio hacia delante y colocando un arma en el suelo antes de regresar al grupo.
En los últimos días, otros videos han mostrado a grupos de hombres desarmados retenidos en condiciones similares, sin ropa, atados y con los ojos vendados. Hombres de otro grupo de detenidos que fueron liberados el sábado dijeron a The Associated press que habían sido golpeados y se les habían negado la comida y el agua. El ejército israelí declinó hacer comentarios a las preguntas sobre los presuntos abusos.
Medios israelíes han mostrado esas detenciones como un indicio de rendición de Hamás en el norte.
Sin embargo, la población local dijo que aún había fuertes combates en Shijaiyah, un vecindario de Ciudad de Gaza, y en el campo de refugiados de Jabaliya, una zona urbana densamente poblada donde viven palestinos que huyeron o fueron expulsados de lo que ahora es Israel en la guerra de 1948 en torno a su creación, y sus descendientes.
“Atacan a todo lo que se mueve”, dijo Hamza Abu Fatouh, residente de Shijaiyah. Añadió que los muertos y heridos se quedaban tirados en las calles porque las ambulancias ya no podían llegar a la zona, donde se habían desplegado francotiradores y tanques israelíes entre los edificios abandonados.
“La resistencia también contraataca”, añadió, y se habían producido tiroteos el sábado por la noche.
El ejército israelí dijo que había asaltado un centro de mando de Hamás en Shijaiyah y confiscado varias armas, como rifles de asalto, granadas, lanzamisiles antitanques y munición.
Israel ordenó evacuar el tercio norte del territorio, incluida Ciudad de Gaza, al principio de la guerra, pero decenas de miles de personas se han quedado, temiendo que el sur no sea más seguro o que nunca se les permitiera regresar a sus hogares si se marchan.
En el sur de la Franja de Gaza, habitantes de Jan Yunis, a donde las tropas terrestres llegaron este mes, dijeron haber oído disparos y explosiones constantes durante toda la noche mientras aviones de combate bombardeaban zonas en y en torno a la ciudad sureña, la segunda más grande de Gaza.
“No para”, dijo Radwa Abu Frayeh, que vive cerca del Hospital Europeo en Jan Yunis. “Hay bombardeos, y entonces salen las ambulancias para traer a las víctimas”.
En el centro de Gaza, cientos de palestinos esperaban harina afuera de un centro de distribución de la ONU. El precio de los alimentos se ha disparado, ya que gran parte del territorio se enfrenta a una grave escasez. Abdulsalam al-Majdalawi dijo que ha venido todos los días durante casi dos semanas con la esperanza de conseguir comida para su familia de siete miembros.
“Todos los días pasamos cinco o seis horas aquí y regresamos a casa (con las manos vacías)”, dijo. “Gracias a Dios hoy sacaron nuestro nombre”.
Tras dos meses de guerra, la cifra de palestinos muertos en la Franja de Gaza ha sobrepasado los 17.700, en su mayoría mujeres y niños, según el Ministerio de Salud en el territorio, controlado por Hamás. El ministerio no diferencia entre civiles y combatientes muertos.
Israel responsabiliza a Hamás por las víctimas civiles con el argumento de que utiliza a los civiles como escudos humanos en zonas populosas. El ejército dijo que 97 soldados israelíes han muerto en la ofensiva terrestre. Los milicianos palestinos también han seguido lanzando cohetes a Israel.
La oficina de Netanyahu dijo el domingo que Hamás todavía tiene 117 rehenes, así como los restos de 20 personas muertas en cautiverio o durante el ataque del 7 de octubre. Los milicianos esperan canjearlos por palestinos encarcelados por Israel.
Israel dice que ha dado instrucciones detalladas para que los civiles evacúen a zonas más seguras, aunque sigue atacando lo que describe como objetivos militares en todo el territorio. Miles de personas han huido a la población sureña de Rafah y otras zonas en la frontera con Egipto en los últimos años, una de las últimas zonas donde las agencias humanitarias pueden repartir comida y agua.
La guerra ha aumentado las tensiones en toda la región, con Hezbollah del Líbano intercambiando disparos con Israel a lo largo de la frontera y otros grupos militantes respaldados por Irán que atacan a Estados Unidos en Siria e Irak.
Francia dijo que uno de sus buques de guerra en el mar Rojo derribó dos aviones no tripulados que se habían acercado desde Yemen, donde los rebeldes hutíes respaldados por Irán han prometido detener el envío israelí a través de la vía fluvial clave.
Israel ha designado una estrecha y árida franja de costa en el sur, Muwasi, como zona segura, pero los palestinos describen unas condiciones de hacinamiento con escaso cobijo y sin saneamientos. La temperatura nocturna ronda los 11 grados Celsius (52 grados Fahrenheit).
“Estoy durmiendo en la arena. Está congelada”, dijo Soad Qarmoot, que dijo estar enferma de cáncer y que se había visto obligada a abandonar su casa en la localidad norteña de Beit Lahiya.
Mientras hablaba, sus hijos se acurrucaban en torno a una hoguera.
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Jobain informó desde Rafah, en la Franja de Gaza; Magdy desde El Cairo; Melanie Lidman y Julia Frankel en Jerusalén, y Lujain Jo en Dubái.