El mundo de la literatura mexicana está de luto luego de la muerte del escritor mexicano, José Agustín, uno de los máximos exponentes de la corriente de la ‘literatura de la onda’, caracterizado como un periodo de disrrupción a nivel artístico y contracultural en la historia del país.
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El escritor mexicano había atravesado por problemas de salud recientemente y residía en Cuautla, Morelos, donde se registró su deceso la mañana de este 16 de enero.
Su hijo, José Agustín Ramírez, había informado sobre su delicado estado de salud, por lo que había recibido la extremaunción por parte de un sacerdote. Este acción se suele realizar a los fieles de la religión católica cuando se encuentran en peligro de morir, como ya lo avizoraba la familia de Agustín desde el mes de diciembre.
“La visita del padre José Luis, sacerdote católico/zapatista, viejo amigo de mi padre y fiel a la teología de la liberación, tras cuya unción de los enfermos, mi padre ha dicho: ‘Con esto ya mi trabajo aquí se va terminando’, quisiera agregar que gracias a todo el amor, solidaridad y oraciones de todos sus lectores, familia y amigos, así como el cuidado de mi madre y hermanos, mi papá ha estado bastante mejor y más tranquilo, mil gracias a todos, si bien sigue en cama y la emergencia no termina, y sin duda José Agustín está un escalón más cerca del cielo, abrazos a todos, feliz 2024″, colocó su hijo en una publicación de su cuenta de Facebook el pasado mes de diciembre.
Pese a los problemas de salud que atravesó en la parte final de su vida, nunca se reveló públicamente que el exponente de la ‘literatura de la onda’ padeciera alguna enfermedad terminal o un padecimiento de salud.
Sin embargo, hubo un hecho que marcó su vida y pudo haberle generado secuelas en su situación de salud. Todo ocurrió en el año 2009, cuando ofrecía una firma de autógrafos para todos sus seguidores en un recinto de la ciudad de Puebla y sufrió una fuerte caída que le causó una fractura de cráneo.
En este hecho también tuvo fractura en dos costillas y permaneció casi un mes en terapia intensiva.
Posteriormente salió del hospital después de casi tres meses, pero nada volvió a ser igual. Su familia y él decidieron alejarse del caos y el bullicio de la Ciudad de México (CDMX) para optar por la tranquilidad de Cuautla, Morelos, donde vivió los últimos 13 años de su vida.
