San Antonio Abad enfrentó a los demonios, es el padre de los monjes cristianos y la iglesia católica lo festeja cada 17 de enero.
Es conocido en la Iglesia porque entre sus consejos, aquel en el que hace mención de si los demonios realmente pueden predecir o no el futuro.
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La biografía del también conocido como el Santo Patrono de los Animales se encuentra en el libro Vida griega (atribuida al Obispo San Atanasio) y en él se menciona que un día, San Antonio le dijo a sus monjes que a veces los demonios “nos comunican días antes la visita de hermanos”.
San Antonio dice que los demonios “ven a alguien que se pone en camino y por eso se apresuran y anuncian su llegada. Todo esto con el fin de inducir a las personas a que confíen en ellos para luego destruirlas.
No tienen ningún conocimiento previo de lo que todavía no ha sucedido, sino que sólo Dios conoce todas las cosas antes de que sean
— resaltó el Santo
San Antonio después explica que en realidad lo que hacen los demonios es adelantarse para comunicar lo que han visto, algo que también podría hacer un ser humano.
No conocen nada fuera de sí mismos, pero ven que otros tienen conocimiento y entonces, como ladrones, se apoderan de él y lo desfiguran. Practican la conjetura más que la profecía
— San Antonio Abad
“Pero si algún día llegamos a conocer el futuro, mantengamos pura nuestra mente. Tengo la absoluta confianza de que si el alma es pura íntegramente y está en su estado natural, alcanza la claridad de visión y ve más y más lejos que los demonios.
El Santo de los Animales
Pablo el ermitaño fue un famoso decano de los anacoretas de Tebaida y se cuenta en la historia que Antonio fue a visitarlo en su edad madura para dirigirlo a la vida monástica (retiro espiritual).
De acuerdo con la tradición el cuervo era la figura que alimentaba diariamente a Pablo entregándole algo de pan y fue el mismo que le dio la bienvenida a Antonio. A la muerte de Pablo, Antonio lo enterró con la ayuda de dos leones y otros animales; de ahí su patronato sobre los sepultureros y los animales.
Se cuenta también que en una ocasión se le acercó una jabalina con sus jabatos que estaban ciegos en actitud de súplica. Antonio curó la ceguera de los animales y desde entonces la madre no se separó de él y le defendió de cualquier alimaña que se acercara.