Una de las acciones más comunes de las personas que se irritan fácilmente es levantar la voz, gritar en muchos casos y esta es una acción, que, de acuerdo con un artículo publicado en El Confidencial, no funciona para nada.
Contrario a la creencia popular, gritar realmente no ayuda para liberar el estrés o “bronca” que la persona tiene en un interior, lo que derrumba aquella idea de expresar la ira de manera explosiva.
Para llegar a esta conclusión, un equipo de investigadores liderados por Brad Bushman y Sophie Kjærvik de la Universidad Estatal de Ohio, llevó a cabo un análisis que contemplaba 154 estudios previos, mismo en el que estudiaron a más de 10 mil individuos de variadas edades y culturas.
Hay actividades que sí ayudan a combatir el estrés
A diferencia de lo que se suele creer, el estudio sugiere que actividades orientadas a disminuir la excitación física son más efectivas en el control de la ira, como por ejemplo:
- Yoga de flujo lento
- Meditación
- Relajación muscular progresiva
- Respiración profunda
- Salir a caminar
“Es crucial derribar la idea de que la ira debe ser liberada para ser superada”, comenta Bushman. La motivación detrás de esta investigación se originó por el fenómeno de las rage rooms, lugares en los que la gente paga para romper cosas como una manera de desahogar su ira.
Los científicos implicados en el estudio enfatizan que para controlar la ira de manera efectiva no siempre es necesario el apoyo de un terapeuta. Sin embargo, es un recurso muy útil, si no puedes manejarlo por tu cuenta.
Así puedes gestionar la ira de forma adecuada
- Practicar la autocompasión: reconocé que experimentar emociones intensas como la ira es parte de ser humano y no juzgarse. Por ello, es fundamental para cultivar la compasión hacia uno mismo.
- Buscar apoyo: entendé que cuando la ira se vuelve abrumadora está bien buscar ayuda profesional. Es un acto valiente y también una decisión inteligente.Los terapeutas pueden proporcionar herramientas y técnicas específicas para manejar la ira de manera saludable y constructiva, así como también brindar un espacio seguro para explorar y comprender las raíces subyacentes de nuestra ira.
