En las últimas semanas, el estado de Sinaloa se ha convertido en una zona de guerra tras la supuesta traición a Ismael “El Mayo” Zambada, uno de los líderes históricos del Cártel de Sinaloa. Este conflicto, descrito en un reportaje de Natalie Kitroeff y Paulina Villegas para The New York Times, ha dejado un rastro de violencia, desapariciones y asesinatos, desatando una brutal guerra civil entre facciones del cártel.
El detonante del conflicto fue la presunta captura de “El Mayo” Zambada a finales de julio, quien habría sido traicionado y obligado a viajar a El Paso, Texas, donde fue detenido por agentes estadounidenses. Su captura, que fue descrita como una emboscada en una reunión “amistosa”, reveló las tensiones internas dentro del cártel, especialmente con los hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán, conocidos como “Los Chapitos”.
Sinaloa: de la paz tensa a la guerra abierta
La detención de Zambada desató una ola de incertidumbre y violencia en Sinaloa, un estado que había gozado de relativa calma bajo el dominio de una única organización criminal. Sin embargo, a principios de septiembre, la violencia estalló con una serie de asesinatos que marcaron el inicio de una guerra entre las facciones del cártel, y los habitantes de Sinaloa quedaron atrapados en medio del conflicto.
El gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha, ha asegurado que las autoridades están trabajando para enfrentar la situación, pero la desconfianza en el gobierno ha llevado a los ciudadanos a imponer toques de queda autoimpuestos, a dejar de enviar a sus hijos a la escuela y a no acudir al trabajo, lo que ha impactado gravemente la economía local. Culiacán, la capital del estado, ha sufrido pérdidas de cientos de millones de dólares, según líderes empresariales.
Gobierno responde con despliegue militar
Ante la gravedad de la situación, el gobierno federal envió 1,100 soldados para patrullar y confiscar armas a la policía local, en un intento por cortar los posibles lazos entre las fuerzas del orden y los grupos criminales. No obstante, la situación sigue siendo desesperante, y las declaraciones del general Francisco Jesús Leana Ojeda, quien sugirió que la seguridad depende de que los grupos delictivos cesen los enfrentamientos, han causado indignación.
La estrategia del gobierno de Claudia Sheinbaum, alineada con la política de su mentor, el expresidente Andrés Manuel López Obrador, busca evitar confrontaciones directas con los grupos armados, con la intención de limitar bajas. Sin embargo, los habitantes de Sinaloa afirman que el conflicto entre “Los Chapitos” y los leales a “El Mayo” Zambada es el más violento que han vivido.
Futuro incierto de Sinaloa
La guerra interna en Sinaloa ha dejado al estado sumido en el miedo y la parálisis económica, con escuelas y comercios cerrados, y miles de ciudadanos atrapados en sus hogares. La rivalidad entre las facciones del cártel no muestra signos de ceder, y la población se enfrenta a una incertidumbre que parece no tener fin. Con la economía colapsada y la violencia fuera de control, el futuro de Sinaloa se ve sombrío, y la posibilidad de regresar a una vida cotidiana normal parece cada vez más lejana.