La UE está debatiendo aplazar un reglamento histórico sobre deforestación que ha provocado un rechazo masivo. ONG medioambientales y políticos advierten de que un retraso pondría en peligro los bosques y el clima.Los bosques están siendo talados a un ritmo alarmante, especialmente en los trópicos, siendo la expansión de las tierras agrícolas la causante de casi el 90 % de la reducción forestal, según un estudiode la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
Una ley pionera en su género, llamada Reglamento de la UE sobre deforestación (EUDR), fue diseñada para tomar medidas para contrarrestar esta situación. La idea era que los importadores de la UE tuvieran que demostrar que sus cadenas de suministro de productos como el café, el chocolate, el cuero, el papel, los neumáticos y los muebles no contribuyen a la tala en ninguna parte del mundo. De lo contrario, se enfrentarían a multas de hasta el 4 % de su facturación.
La legislación, que forma parte del Pacto Verde Europeo, fue negociada en detalle durante varios años y aprobada por el Parlamento Europeo con un abrumador mandato democrático en diciembre de 2022. Anunciada por sus defensores como un gran avance en la batalla mundial contra la pérdida de bosques, entró en vigor en junio de 2023 y debía aplicarse a finales de este año. Pero ahora la UE está considerando retrasar la puesta en marcha un año más.
¿Qué significaría un retraso?
En 2023, el mundo perdió una superficie de bosque tropical casi tan grande como Suiza, una destrucción que, según expertos, liberó cerca de la mitad del dióxido de carbono que Estados Unidos emite anualmente por la quema de combustibles fósiles.
"Nos enfrentamos a una emergencia global", afirmó Anna Cavazzini, diputada al Parlamento Europeo por el partido de Los Verdes de Alemania. "Simplemente me parece irresponsable retrasar esta ley un año más en esta situación".
Un retraso de un año supondría una pérdida global de bosques de unos 2.300 kilómetros cuadrados (890 millas cuadradas), según estudios de la UE. También abriría la caja de Pandora y daría margen para suavizar el contenido de la ley, añadió Cavazzini.
"Con este retraso, se está introduciendo de hecho una nueva propuesta legislativa en el proceso, en el que también se pueden hacer enmiendas, y hay muchos, muchos actores que preferirían desechar o debilitar la ley".
¿Quién pide un retraso y por qué?
Los ministros de Agricultura y Medio Ambiente, así como la sociedad civil, participaron en la redacción de la ley, pero, desde su aprobación, varios ministerios de Agricultura -entre ellos los de Austria, la República Checa, Finlandia, Italia, Polonia, Eslovaquia, Eslovenia y Suecia- han pedido que se posponga su aplicación.
Entre las razones expuestas se encuentran que las empresas no están preparadas para la aplicación debido a un sistema de evaluación comparativa inadecuado.
"Parece que especialmente algunos de los Estados miembros europeos no han hecho sus deberes a la hora de preparar a tiempo a sus partes interesadas, a sus asociaciones industriales, a sus Cámaras de Comercio para esta ley", declaró Nicole Polsterer, responsable de campañas sobre consumo y producción sostenibles en Fern, una ONG internacional de protección forestal con sede en Bruselas.
Polsterer participó estrechamente en la elaboración del reglamento de la UE sobre deforestación en los últimos años y afirmó que los requisitos "no van sustancialmente más allá del reglamento de la UE sobre madera ya aplicado, por lo que no es un argumento válido para posponer la ley".
Un argumento más comprensible, según Polsterer, es que se suponía que la Comisión Europea iba a ayudar a los países a aplicar el reglamento proporcionándoles herramientas digitales. Se supone que éstas ayudarían a las empresas a cargar sus declaraciones de diligencia debida, o un sistema de evaluación comparativa que muestra si los países tienen un riesgo de deforestación alto, medio o bajo. Pero estas herramientas de aplicación llegaron demasiado tarde y no estarán plenamente operativas hasta diciembre de 2024.
"Y ahora sí que es un poco tarde para que algunas empresas se preparen para la nueva ley”, concede Polsterer. "Pero hay otras soluciones a este problema que simplemente retrasar la implantación por completo".
Asumir la responsabilidad y enviar una señal
El Parlamento Europeo votará sobre el aplazamiento de la ley de deforestación el 14 de noviembre.
Polsterer espera que la ley salga adelante como está previsto: "La agricultura a gran escala es el principal motor de la deforestación tropical, especialmente en Brasil. Y, como UE, desempeñamos un papel masivo en ello a través de nuestro consumo. Esta ley es una forma de examinar la huella europea, de tomar medidas y de exigir responsabilidades a las empresas", afirmó. Además, enviaría la señal adecuada a otros mercados relacionados con la deforestación en todo el mundo.
"Si un mercado importante como la UE adopta este tipo de requisitos para la cadena de suministro", según Polsterer, "la esperanza es que otros mercados sigan su ejemplo".
(gg/rml)