Funcionario, jefe del Fondo Monetario Internacional, presidente de Alemania: la carrera de Horst Köhler parece de novela. África fue un foco importante de su trabajo. El político murió a los 81 años.Horst Köhler nunca fue un hombre que buscara el protagonismo. Sin embargo, en la primavera de 2010, durante semanas acaparó las portadas de los medios alemanes. Entonces era el presidente de Alemania, un cargo en gran medida ceremonial. En ese rol, dio una entrevista en la que comentó el papel de las Fuerzas Armadas alemanas.
Entonces de 67 años, Köhler dijo que "un país de nuestro tamaño, que está orientado hacia el comercio exterior y, por tanto es muy dependiente del mismo, también debe saber que en caso de duda, en una emergencia, las intervenciones militares podrían ser necesarias para defender nuestros intereses, como por ejemplo, para asegurar rutas comerciales".
Indignación en Berlín
Rápidamente se hizo evidente que estas declaraciones habían sido un error. El intento de justificar el controvertido despliegue militar en Afganistán con el aseguramiento de rutas comerciales desató críticas en los partidos. "Ambiguo", "un paso en falso presidencial", "posición extrema" y "sumamente peligroso" fueron sólo algunas de las reacciones surgidas en los círculos políticos berlineses.
El hecho de que Köhler después dijera que sus palabras no se referían al despliegue en Afganistán, sino a un compromiso de las Fuerzas Armadas alemanas contra la piratería, y que sus declaraciones eran coherentes con un Libro Blanco de la Bundeswehr publicado en 2006, por lo que se trataba de una política oficial de larga data, no lo ayudaron.
Köhler, profundamente afectado por la escala de la reacción, dejó su cargo. Según él, las críticas eran injustificadas y carecían "del necesario respeto a mi puesto". Ni la canciller Angela Merkel ni la altísima popularidad del presidente pudieron evitar que dimitiera.
Meteórico ascenso de un experto en finanzas
La imagen pública de Köhler quedó marcada en Alemania para siempre por esas declaraciones y su posterior dimisión. Sin embargo, su vida pública iba mucho más allá de eso.
Séptimo de ocho hermanos, nació en 1943 en Skierbieszow, una ciudad polaca entonces ocupada por los nazis. Creció en Sajonia y Baden-Württemberg y rápidamente hizo carrera tras estudiar economía en Turingia y unirse a las filas de la conservadora Unión Cristianodemócrata (CDU) a comienzos de los ochenta.
Como funcionario de alto nivel en el Ministerio de Finanzas, estuvo involucrado en las negociaciones para la reunificación de Alemania y el Tratado de Maastrich de la Unión Europea. En el año 2000 se convirtió en director gerente del Fondo Monetario Internacional, por sugerencia del entonces canciller alemán Gerhard Schröder, el Partido Socialdemócrata (SPD).
Pese a ocupar puestos de enorme responsabilidad, Köhler siguió siendo un desconocido para el público. Tanto era así que cuando asumió el cargo de presidente alemán en el verano boreal de 2004, uno de los grandes tabloides del país tituló "¿Horst... quién?".
Pese a estas difíciles condiciones iniciales, Köhler logró convertirse en uno de los políticos más populares de Alemania. En los sondeos de opinión realizados durante sus seis años en el cargo, más del 70 por ciento de los consultados decía estar "muy satisfecho" con su trabajo como presidente.
Esto se debió también a su gestión de la crisis financiera global, que en esos años amenazaba con golpear con dureza a Alemania. Como exbanquero, Köhler conocía el tema y no ocultaba su desprecio por la avaricia en la industria. En mayo de 2008 describió a los mercados financieros como un "monstruo" que necesitaba ser "puesto en su lugar".
Köhler denunció las injusticias no solo en relación con ese sector, sino también respecto a África, continente al que veía languidecer debido a la ignorancia y falta de escrúpulos del llamado "primer mundo".
Interés especial
Desde su presidencia hasta poco antes de su muerte, Köhler se dedicó principalmente a la política exterior. Sus sucesores lo convocaron regularmente para representar a Alemania en asuntos internacionales, especialmente en África.
Su interés por ese continente, los proyectos sociales, los negocios sustentables y una globalización humana con reglas confiables no sólo fue altruista, sino que se basaba en el realismo político o "Realpolitik". Un ejemplo lo vemos en un discurso que pronunció en Hamburgo a comienzos de 2018: "Dar perspectivas a la juventud africana es uno de los mayores desafíos del siglo XXI. Allí crece un poder que hay que tener en cuenta, para bien o para mal".
En 2017, Köhler se convirtió en enviado especial de Naciones Unidas para el Sáhara Occidental. Su tarea era buscar salidas al conflicto sobre ese territorio disputado con Marruecos. Cuando dejó el cargo en mayo de 2019 por razones de salud, ambas partes -el gobierno de Rabat y el Frente Polisario- lamentaron la decisión y expresaron su gratitud por los esfuerzos de Köhler.
Tras su dimisión como presidente, Köhler apenas comentó asuntos de la política interna de Alemania. En 2021, demostró que la protección del clima era un asunto relevante para él cuando asumió el patrocinio del primer consejo ciudadano nacional para la política climática. Una fundación creada por él y su esposa promueve también investigaciones de enfermedades raras.
A Horst Köhler, que vivió entre Berlín y Chiemgau, en Baviera, lo sobreviven su esposa Eva Luise, dos hijos y varios nietos.
(dzc/lgc)