En una de sus declaraciones más insólitas hasta ahora, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aseguró este martes que le gustaría convertirse en el próximo papa, esto mientras se alistan los preparativos para la sucesión papal tras la muerte del pontífice Francisco.
“Yo quiero ser papa. Esa sería mi opción número uno”, afirmó Trump desde los jardines de la Casa Blanca, justo antes de partir hacia Michigan en una gira de trabajo, en el marco de los 100 días de su segundo mandato presidencial.
Cuestionado por la prensa sobre sus favoritos para el próximo cónclave, el mandatario dijo no tener una preferencia clara, pero elogió al cardenal Timothy Dolan, arzobispo de Nueva York: “Tenemos un cardenal que resulta ser de un lugar llamado Nueva York, que es muy bueno. Veremos qué pasa”.
Aunque en el pasado Trump había mostrado simpatía por Raymond Leo Burke, cardenal de Wisconsin conocido por sus posturas ultraconservadoras y su enemistad abierta con el Papa Francisco, ahora parece haber virado hacia Dolan, un prelado más mediático, también conservador, pero con posturas más moderadas en temas como la migración.
La posibilidad de que un estadounidense llegue al papado ha sido históricamente descartada por el Vaticano, al considerar que sería concentrar demasiado poder en manos de Estados Unidos, país que ya ejerce gran influencia global.
Actualmente hay seis cardenales electores originarios de EE.UU.: Dolan, Burke, Sean O’Malley, Joseph Tobin, Blase Cupich y Robert McElroy.
La declaración de Trump ya ha encendido reacciones en redes sociales y medios internacionales, sumando un nuevo capítulo a su estilo provocador y mediático.
