A solo unos metros del Panteón, en la calle Via Santa Chiara 34 de Roma, se encuentra un pequeño local discreto, sin vitrinas lujosas ni carteles llamativos. Se trata de Sastrería Gammarelli, la histórica sastrería que, desde hace más de 230 años, viste al líder espiritual de más de mil millones de católicos en el mundo: el papa.
Fundada en 1798, esta sastrería comenzó confeccionando ropa para cardenales y miembros del clero romano. Desde el pontificado de Pío IX (1846-1878), se convirtió en la responsable oficial de los atuendos papales. Hoy, Maximilian Gammarelli —miembro de la sexta generación familiar— continúa esta tradición artesanal.
¿Que ropa laboran en la sastrería?
De acuerdo con el portal de noticias Amexi, en este pequeño taller se elaboran a mano sotanas blancas, mucetas, solideos, fajas y hasta los característicos zapatos papales. Durante siglos, los pontífices usaron calzado rojo confeccionado en la sastrería Gammarelli.
Para el papa Francisco, de estilo más austero, la sastrería fabricó especialmente unos zapatos negros de cuero, sin adornos, manteniendo la elegancia y sobriedad que lo caracterizan.
Cada prenda papal es hecha con telas italianas de alta calidad, respetando las medidas exactas del Pontífice y cumpliendo con estrictos estándares litúrgicos. La sotana, por ejemplo, incluye 33 botones, en referencia a los años de vida de Jesucristo.
Además del vestuario diario, Gammarelli se encarga de confeccionar las vestiduras litúrgicas utilizadas en ceremonias solemnes, como el alba, el cíngulo, la casulla o el palio.
Los sastres del Vaticano
Una de sus tradiciones más emblemáticas ocurre antes de cada cónclave: la sastrería confecciona tres sotanas papales de diferentes tallas, conocidas como los “trajes de la esperanza”. Estas se llevan al Vaticano en secreto, para que el nuevo Papa pueda vestirse de inmediato tras el anuncio del Habemus Papam.
Aunque el papa es su cliente más ilustre, Gammarelli también viste a cardenales, obispos y sacerdotes de todo el mundo. Incluso miembros de otras religiones acuden en busca de su reconocida calidad artesanal italiana.
A pesar de guerras, cambios de pontífices y reformas eclesiásticas, la Sartoria Gammarelli sigue viva, conservando el apellido y el honor de vestir al sucesor de San Pedro.
