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¿Qué fue de los artistas favoritos de Hitler después de 1945?

Bustos del artista Arno Breker, que trabajó para los nacionalsocialistas, en la exposición "La lista de los bendecidos por Dios". DW

Wieland Wagner, Herbert von Karajan y Arno Breker: muchos músicos, artistas y escultores se beneficiaron con el nacionalsocialismo. ¿Cómo fue posible que también hicieran carrera después de la Segunda Guerra Mundial?Los ejemplos abundan: tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, en 1945, el gran arquitecto de Hitler y posterior ministro de Armamento, Albert Speer, cumplió una condena de 20 años de cárcel por su pasado nazi. Pero en la década de 1970 escribió exitosos libros sobre su vida en tiempos del nacionalsocialismo.

Wieland Wagner, protegido de Adolf Hitler, fue celebrado como el gran renovador escénico del Festival de Bayreuth en la década de 1950 y Herbert von Karajan, que se afilió al Partido Nacionalsocialista Alemán del Trabajo (NSDAP) en dos ocasiones (una en Austria y otra en Alemania), llegó a ser considerado uno de los más grandes directores de orquesta de todos los tiempos.

Asimismo, el compositor Richard Strauss, el director de orquesta Wilhelm Furtwängler, los escultores Arno Breker y Willy Meller se beneficiaron del nacionalsocialismo y, con algunas excepciones, siguieron trabajando sin problemas tras el final de la guerra.

Sus nombres figuraban en la llamada lista de los "bendecidos por Dios", que Adolf Hitler compiló en agosto de 1944. Estos personajes de la vida cultural estaban bajo protección especial y no fueron requeridos para prestar servicio militar.

La transición a la democracia

A partir de 1945, cualquier persona cercana a Hitler tuvo que someterse al llamado procedimiento de desnazificación. A Wilhelm Furtwängler se le prohibió por dos años dirigir la Orquesta Filarmónica de Berlín. La directora del Festival de Bayreuth, Winifred Wagner, se vio obligada a renunciar a su cargo.

"Como parte del proceso de democratización, había que pasar por un procedimiento de seguridad que consistía en rellenar cuestionarios muy precisos para determinar quién podía seguir en qué profesiones", explica la historiadora Hanne Leßau, en entrevista con DW.

Especialmente los funcionarios públicos o personas de alto rango debían pasar por este procedimiento. Dar información falsa se penalizaba severamente, especialmente por parte de los aliados estadounidenses.

El caso de Wieland Wagner

También Wieland Wagner figuraba en la lista de los "bendecidos por Dios". Ya en la década de 1920, sus padres, Siegfried y Winifred Wagner, directores del festival de Bayreuth, apoyaron a Adolf Hitler, incluso antes de que llegara al poder.

"Wieland era personalmente privilegiado por Hitler", asegura Sven Friedrich, director del Museo Richard Wagner de Bayreuth. Y agrega que el director de escena fue un típico representante de su generación: al igual que millones de otras personas, negó la realidad y siguió como si no hubiese pasado nada.

Wieland Wagner utilizó el sistema nazi a su favor, sostiene el director del Museo Richard Wagner. Quería perjudicar a su competidor, el exitoso escenógrafo Emil Preetorius, y llegó a denunciarlo para deshacerse de él, prosigue.

Sin embargo, en su proceso de desnazificación, Wieland Wagner solo tuvo que pagar una multa y, más tarde, asumió la dirección del Festival de Bayreuth junto con su hermano Wolfgang. Con sus escenografías sobrias y abstractas, fue el artífice del llamado Nuevo Bayreuth.

¿Un nuevo comienzo en la cultura?

Wolfgang Brauneis, comisario de una exposición de 2021 sobre los artistas que figuraron en la lista de los "bendecidos por Dios", descubrió que numerosas figuras de renombre de la escena artística nacionalsocialista siguieron trabajando como artistas plásticos en la República Federal de Alemania después de 1945.

De hecho, hubo artistas como Hermann Kaspar y Willy Meller que se beneficiaron de ambos sistemas. Meller, por ejemplo, recibió el encargo de los nacionalsocialistas de crear la figura monumental de un portador de antorcha para un centro de formación nazi. En 1962, presentó su escultura "La mujer doliente" en el marco de un concurso para la inauguración de la sala conmemorativa de los crímenes nazis de Oberhausen.

¿Cómo fue posible?

Brauneis critica sobre todo los monumentos en memoria de las víctimas del nacionalsocialismo que se encargaron a artistas de la época nazi, como en el caso de "La mujer doliente", de Willy Meller. "Estás parado delante del primer centro de documentación nazi, que se inauguró en Oberhausen en 1962, y entonces se descubre una figura monumental de uno de los representantes más importantes del nacionalsocialismo. Es incomprensible", dice.

Hoy día, la obra de Willy Meller, en Oberhausen, está rodeada de paneles explicativos de gran tamaño que explican el contexto. "De este modo, la obra en sí ya no es el centro de atención", observa Brauneis. En su opinión, se trata de un ejemplo positivo, aunque poco frecuente, de procesamiento de la historia.

(vt/ms)

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