El nuevo canciller alemán, Friedrich Merz, inició su período de gobierno visitando París y Varsovia, socios clave en la Unión Europea. Pero uno de sus interlocutores más difíciles está en Washington.Tras el radical giro del Gobierno de Donald Trump en política exterior, en Europa se esperaba con impaciencia que Alemania -el país con mayor cantidad de población y potencia económica de la UE- volviera a tener un Gobierno operativo.
El nuevo canciller alemán, el cristianodemócrata Friedrich Merz, ya está en funciones, después de haber sido elegido en una segunda votación en el Bundestag. En el primer intento sufrió una debacle al no conseguir la mayoría absoluta.
"Eso no jugará un papel importante en el extranjero”, opina Henning Hoff, de la Sociedad Alemana de Política Exterior. "Ahora, en el primer momento, lo que importa es que encuentre el tono apropiado en el escenario internacional y dé señales de que Alemania desea desempeñar un papel más activo”, dice a DW.
Visitas a Francia y Polonia
Durante la campaña electoral, Merz se quejó de que el Gobierno de Olaf Scholz había descuidado sus vínculos con Francia, su principal aliado, y con Polonia. Ahora se propuso enmendarlo, visitando ambos países en su primer viaje al exterior como canciller.
"En particular en las relaciones franco-alemanas hay muchas cuestiones sin resolver entre Scholz y Macron, porque la química personal realmente no funcionó al más alto nivel”, dice Henning Hoff. "Eso podría mejorar ahora con Merz”.
Sin embargo, Stefan Seidendorf, subdirector del Instituto Franco-Alemán, advierte del peligro de dar demasiada importancia a la relación entre los gobernantes: "Lo especial de esta relación franco-alemana es que va mucho más allá de si dos personas se caen bien o mal. A lo largo de los años se ha intentado ir más allá de la coincidencia de dos personas y ampliarla”, explica a DW, aludiendo a cooperación en múltiples campos.
No obstante, los intereses políticos de Alemania y Francia siguen presentando grandes diferencias.Berlín, por ejemplo, está mucho más a favor del libre comercio y tiene otras prioridades en política energética que París.
Polonia, por su parte, ha vuelto a tener un Gobierno proeuropeo con Donald Tusk, lo que también facilita las relaciones con Alemania. El problema aquí podrían ser los controles fronterizos alemanes previstos contra la inmigración irregular. "Existe un gran peligro de que el nuevo Gobierno alemán reaccione de forma exagerada e introduzca demasiados controles”, opina Hoff. De hecho, Tusk ya manifestó críticas al respecto en la conferencia de prensa que ofreció con Merz.
Divergencias en Europa
En vista de las dudas que han surgido acerca de la disposición del Gobierno de Donald Trump a seguir garantizando la seguridad europea, Merz aboga por una estrecha cooperación en materia de política de defensa en el marco de la UE, y por independizarse de Estados Unidos en esta materia.
Pero en Europa hay cada vez más divergencias. Por ejemplo, el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, mantiene buenos contactos con el presidente ruso, Vladimir Putin, y rechaza el apoyo a Ucrania. En Italia, la primera ministra Giorgia Meloni muestra cercanía política con Donald Trump. Casi en todos los países se registran avances de la derecha populista y, en general, la idea europeísta ha perdido impulso.
El problema de los aranceles
Donald Trump plantea, de momento, los mayores desafíos a la política exterior alemana. Al margen del tema de la seguridad, la amenaza de aranceles representa un grave problema para Berlín. Alemania, un país eminentemente exportador, se vería especialmente afectado, en momentos en que su economía atraviesa una recesión.
Por ese motivo, el Gobierno alemán apuesta por reducir las tensiones y espera poder a evitar un conflicto comercial. A mediano plazo, aspira a un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos.
Pero, actualmente, la brecha transatlántica se ha agrandado debido a la postura que ha adoptado Trump frente a Ucrania y Rusia. Y se ha profundizado aún más desde que miembros de la administración Trump se alinearon abiertamente con el partido Alternativa para Alemania (AfD), que la Oficina Alemana para la Protección de la Constitución, el servicio de inteligencia del país, acaba de catalogar ahora como "definitivamente de extrema derecha”.
Está previsto que Merz sostenga una llamada telefónica con Trump el jueves. "Hablaremos abiertamente”, dijo a la cadena de televisión ZDF. Todavía no está programado un viaje a Washington del nuevo canciller alemán.
(ers/ms)