La primera división y la categoría de ascenso son un manojo de nervios. Hasta nueve equipos pelean por subir a la élite desde la Bundesliga 2, la segunda división más rentable de Europa.Llega ese momento al final de cada temporada en el cual la Bundesliga y la Bundesliga 2 se tocan en sus extremos más sensibles. Unos se aferran con uñas y dientes, otros buscan abrirse paso con la mirada al cielo. En el fútbol alemán, las emociones se multiplican a partir del llamativo número de involucrados en este intercambio divisional anual. El fútbol alemán aún no cierra la aduana a falta de dos fechas por jugarse.
Muchos implicados
El asunto del descenso en la Bundesliga pone a temblar, en teoría, a cinco equipos todavía: Heidenheim, Holstein Kiel, Bochum, Hoffenheim y St. Pauli, estos dos últimos con un panorama menos tétrico, contrario al del colista Bochum. De manera que, en realidad, las tensiones entre Heidenheim (16) y Kiel (18) ofrecen el verdadero espectáculo. Entre ambos hay punto de diferencia y parcialmente registran la misma cantidad de goles.
Del otro lado, la segunda Bundesliga involucra matemáticamente a más ni menos que nueve equipos en la lucha por el ascenso, asunto que presagia mares de lágrimas. De arriba a abajo, los implicados son Hamburg, Colonia, Elversberg, Paderborn, Magdeburg, Fortuna Düsseldorf, Kaiserslautern, Hannover y Karlsruher. Tan solo entre el Hamburg (1) y el Magdeburg (4) hay cuatro unidades de distancia.
El juego de la mente
A estas alturas del campeonato, la solidez mental juega un papel decisivo, incluso por encima del factor físico. Un buen ejemplo es el Colonia, amplio candidato a volver a la élite. Lo ocurrido la jornada pasada fue una punzada anímica que le costó perder el liderato de la general, y no solo eso.
Traicionado por los nervios, el conjunto renano no pudo vencer en casa al frágil Regensburg, último de la categoría, con -46 en balance goles y solo un punto conseguido fuera de casa. El empate en casa contra el último de la liga tuvo consecuencias de alto impacto al grado de cortar la cabeza del técnico Gerhard Struber y del director deportivo Christian Keller. El segundo lugar es inaceptable, sentenció la decisión.
Al margen, este nerviosismo que no respeta jerarquías podría ser el mismo verdugo del Heidenheim, abrumado por el respondón Kiel ya respirándole en la nuca. Y es que cuando todos daban por muerto al equipo ascendido, los del norte de Alemania sorprendieron atestando dos victorias consecutivas en un momento clave, algo nunca logrado por el equipo de la ciudad portuaria.
Con el pecho hinchado, las "cigüeñas” tienen en puerta una dura prueba en casa contra un aspirante a Champions League, el Freiburg. Pero alaban a su goleador japonés Shuto Machino en estado de gracia: 11 goles en el torneo, una cifra mayor a la de otros futbolistas como Leroy Sané (Bayern Múnich) o Florian Wirtz (Bayer Leverkusen), ambos con 10 tantos en el ocaso del torneo.
Por su parte, el Heidenheim viajará al este de la capital para enfrentar al Unión Berlín, en racha de ocho partidos sin conocer la derrota y que lograra la permanencia hace dos fechas ante Suttgart en histórico partido récord 4-4, el primer choque de Bundesliga sacudido por ocho goles en los primeros 45 minutos.
Bundesliga 2, una categoría aparte
La segunda división alemana es una auténtica encantadora de masas y, poco o nada, tiene que envidiar a las grandes ligas europeas. Concretamente, los números no mienten al señalar que la Bundesliga 2 es la segunda división más rentable de Europa: según cifras ofrecidas a mediados de temporada por la Liga Alemana de Fútbol, la asistencia promedio en la Bundesliga 2 es de 30.329 espectadores, superando a las primeras divisiones de España (29.875) y Francia (27.173).
De hecho, en la temporada 2023/24, el total de ingresos de la segunda liga superó los mil millones de euros por primera vez, algo inédito en una segunda división. "Es muy divertida de ver”, dijo Jürgen Klinsmann, excampeón del mundo alemán quien disputara 61 partidos en la segunda división con el Stuttgarter Kickers donde hizo 22 goles.
La clave está en la gran lealtad entre los equipos descendidos, forjada por el arraigo a los clubes al ser propiedad de un comunidad o miembros; es decir, sus hinchas. En la división de ascenso habitan entidades tradicionales y algunos de los clubes más grandes de Alemania, como Hamburg o Schalke, por ejemplo, que pese al desastre del descenso, detrás tiene una base de aficionados de más de cien años, siempre fieles a acudir en masa cuando sus clubes más los necesitan. (elm)