Mientras Estados Unidos impone aranceles a sus vecinos del Sur, en Sudamérica crece el deseo de una mayor cooperación con Pekín.La presencia e inversión china en Latinoamérica ha aumentado y se ha diversificado en el último tiempo. Según medios de comunicación locales, Brasil planea conectarse por vía ferroviaria con el nuevo puerto peruano de Chancay, financiado por China; Colombia está considerando unirse al llamado proyecto chino de la Ruta de la Seda; y Venezuela busca cooperar más estrechamente con compañías petroleras chinas.
Esto indica que los aranceles impuestos por el presidente estadounidense Donald Trump a los países latinoamericanos, están provocando que la región se acerque cada vez más a Pekín.
China persigue objetivos a largo plazo
"Lo que vemos es mucha incertidumbre, cambios constantes y falta de normas claramente definidas", dice a DW Vladimir Rouwinski, del Centro de Investigación de la Universidad Icesi de Cali, en Colombia. Prácticamente cada semana hay nuevos anuncios y exigencias de Washington, que dificultan que la otra parte se adapte a una situación en constante cambio.
China, por el contrario, parece mantenerse fiel a su estrategia de perseguir e implementar planes y objetivos a largo plazo, observa Rouwinski. "Sin embargo, existe la posibilidad de que China amplíe su presencia rápidamente y utilice a América Latina como pilar a corto plazo", afirma.
China parece un socio más digno de confianza
Enrique Dussel-Peters, coordinador del Centro de Estudios México-China de la UNAM, en Ciudad de México, tiene una opinión similar: "China ha sido particularmente activa en su estrategia de cooperación Sur-Sur durante varias décadas.
A principios de marzo, el ministro de Exteriores chino, Wang Yi, subrayó la importancia de la cooperación entre China y América Latina, una relación basada en el respeto, la igualdad y el beneficio mutuo. El contraste con las órdenes ejecutivas del presidente de EE. UU. desde que asumió el cargo en enero no podría ser mayor", señala a DW.
"En el actual enfrentamiento entre EE.UU. y China, Pekín ha demostrado ser un socio más digno de confianza a largo plazo", resume el experto.
América Latina: ¿un problema o una oportunidad?
Ambas superpotencias revelan diferentes enfoques sobre los países de la región: "El Gobierno de EE. UU. ve a América Latina como un problema. El Gobierno chino, en cambio, ve una región con oportunidades económicas", afirma por su parte el politólogo brasileño y experto en China Mauricio Santoro.
Este patrón no acaba de empezar con Trump, sino que se viene produciendo al menos desde principios de este siglo. "Sin embargo, la agenda política del actual presidente estadounidense ha exacerbado diversas tensiones con América Latina en áreas como el comercio, la migración y el crimen organizado. La agenda de Washington para la región es fuertemente negativa, centrada en las dificultades y tiene poco que ofrecer en términos de acuerdos beneficiosos y perspectivas de beneficio mutuo", explica Santoro.
América Latina no puede elegir entre China y EE.UU.
Los chinos son a menudo el primer o segundo socio comercial de los países de la región latinoamericana. El volumen del comercio bilateral con Brasil, por ejemplo, ha pasado de mil millones de dólares en el año 2000 a más de 130.000 millones en la actualidad.
"Los países latinoamericanos no quieren ni pueden elegir entre Estados Unidos y China", sostiene Santoro, ya que ambos países son muy importantes para sus respectivas economías. Sin embargo, en la actualidad, se observa una disminución de la influencia estadounidense, mientras aumenta la presencia china en la región.
Al mismo tiempo, herramientas tradicionales de influencia de Estados Unidos, como la presión económica, están perdiendo eficacia, especialmente con naciones más grandes como Brasil, México y Argentina, señala Santoro.
Pero China puede poner el foco en América Latina
En este contexto, el periodista de negocios y autor brasileño Gilvan Bueno considera a América Latina como una parte cada vez más importante de la estrategia comercial global del gigante asiático.
"Las exportaciones de China han caído más de un 60 % desde el inicio de la guerra comercial", observa Bueno. "América Latina se convertirá en el foco de atención de los chinos, que necesitan desarrollar nuevas estrategias y diversificarse geopolíticamente para no depender tanto de la economía estadounidense", prevé.
Sobre esta base, cabe suponer que África y América Latina ofrezcan a Pekín la oportunidad de absorber su exceso de producción y compensar el descenso de sus exportaciones.
(mn/mrl)