José Alberto Mujica Cordano, conocido popularmente como Pepe Mujica, es una figura icónica en la política latinoamericana, reconocido por su estilo de vida austero y su enfoque humanista. Mujica gobernó Uruguay como presidente de la nación entre 2010 y 2015, dejando un legado que trasciende fronteras debido a su particular filosofía de vida y sus políticas progresistas.
Mujica asumió la presidencia de Uruguay el 1 de marzo de 2010, tras ganar las elecciones de 2009 como candidato del Frente Amplio, una coalición de izquierda que ya había gobernado el país desde 2005 con Tabaré Vázquez.
Su mandato se extendió hasta el 1 de marzo de 2015, cuando entregó el poder nuevamente a Vázquez. Durante esos cinco años, Mujica se destacó por su cercanía con la ciudadanía, su rechazo a los lujos presidenciales y su compromiso con causas sociales y ambientales.
Bajo su gobierno, Uruguay experimentó avances significativos en materia de derechos sociales y políticas innovadoras. Entre los hitos más destacados está la legalización del matrimonio igualitario en 2013, que convirtió a Uruguay en uno de los primeros países de América Latina en reconocer este derecho.
Además, en diciembre de 2013, Uruguay se convirtió en el primer país del mundo en legalizar la producción, venta y consumo de marihuana bajo regulación estatal, una medida que buscaba combatir el narcotráfico y promover un enfoque de salud pública.
El estilo de vida de Mujica durante su presidencia captó la atención internacional. Vivía en una modesta chacra en las afueras de Montevideo, donaba gran parte de su salario a organizaciones sociales y conducía un viejo Volkswagen.
Este enfoque austero le valió el apodo de “el presidente más pobre del mundo”, aunque él prefería definirse como alguien que vivía con lo necesario: “No soy pobre, pobres son los que necesitan mucho”, solía decir, una frase que resume su filosofía.
Tras dejar la presidencia, Mujica continuó siendo una voz relevante en la política global, participando en conferencias internacionales y abogando por la sostenibilidad, la equidad y la cooperación entre naciones. Su legado en Uruguay sigue siendo motivo de debate: mientras algunos lo veneran por su autenticidad, otros critican ciertas decisiones económicas o políticas de su gestión.