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Estudio de ADN "llena lagunas" en la ascendencia de los indígenas americanos

Una nueva investigación genética rastreó la migración humana prehistórica desde Asia hasta América. Los hallazgos están ayudando a los grupos indígenas subrepresentados a comprender sus orígenes ancestrales.Las primeras personas que colonizaron América emigraron de la actual Rusia hace entre 20.000 y 30.000 años, según una reciente investigación.

Publicado el 15 de mayo en la revista Science, el estudio sugiere que las lenguas y tradiciones de los grupos indígenas que viven en América hoy en día se remontan a estos primeros pobladores. Existen rastros de sus culturas en los genes de los grupos indígenas modernos.

El estudio también reveló que los primeros pobladores se dividieron en grupos que se aislaron en diferentes entornos ambientales. Los hallazgos proporcionan una nueva comprensión genética y cultural de las comunidades suramericanas actuales, afirmaron los investigadores.

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"Esto llena lagunas clave en nuestra comprensión de cómo se formaron las diversas poblaciones de la actual Suramérica", afirmó Elena Gusareva, autora principal del reporte, quien trabaja en la Universidad Tecnológica de Nanyang, en Singapur.

Gusareva señaló que los participantes del estudio se sintieron "profundamente motivados" a descubrir la historia de sus pueblos, lo que demuestra la importancia del conocimiento ancestral para la identidad de las personas.

La investigadora mencionó un "caso urgente" relacionado con el pueblo kawésqar de la Patagonia, cuya población y patrimonio cultural de 6.000 años de antigüedad están en peligro de desaparecer. "Este registro genético es una de las últimas oportunidades para preservar su legado", advirtió.

Raíces euroasiáticas de los indígenas americanos


Gusareva y otros investigadores secuenciaron los genomas de 1.537 individuos de 139 grupos étnicos del norte de Eurasia y América.

Compararon los millones de pequeñas variaciones en los genes de los indígenas actuales con el ADN antiguo de los primeros pueblos que llegaron a América, con lo que crearon un conjunto de datos genómicos de personas previamente subrepresentadas en la ciencia ancestral.

Rastrear cómo estos códigos genéticos cambiaron en personas de diferentes regiones geográficas y diversos grupos indígenas les permitió estudiar patrones de historia poblacional, migración y adaptación a lo largo de miles de años.

"Nuestro análisis genético de los grupos indígenas es crucial porque sus genomas aportan información única sobre la historia humana más temprana en la región", explicó Hie Lim Kim, colega de Gusareva y genetista de la Universidad Tecnológica de Nanyang.

Su análisis parece corroborar la evidencia arqueológica existente, que muestra que los primeros pueblos de América divergieron de noreuroasiáticos hace entre 19.300 y 26.800 años.

Las fechas son "consistentes con un amplio conjunto de evidencia arqueológica", afirmó Francisco Javier Aceituno, arqueólogo de la Universidad de Antioquia, Colombia, quien no participó en el nuevo estudio.


Al comparar conjuntos de datos genéticos, los investigadores afirmaron haber descubierto que los parientes vivos más cercanos de los indígenas norteamericanos son los grupos beringianos occidentales, como los inuit, los koryaks y los luoravetlans. Beringia fue un puente de hielo entre la actual Rusia y Norteamérica durante la última era de hielo.

Fundación de los grupos indígenas de Suramérica

El estudio de Gusareva y Kim reveló que tras la llegada de los primeros colonos a Suramérica y su posterior división en cuatro grupos distintos (amazónicos, andinos, amerindios del Chaco y patagónicos), cada uno de ellos se aisló en entornos diferentes.

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Aceituno explicó a DW que estos grupos de cazadores-recolectores probablemente se dividieron "para ocupar nuevos territorios, generar nuevos grupos familiares y evitar el aislamiento".

Gusareva cree que los nuevos datos genéticos muestran que las barreras naturales, como la selva amazónica y la cordillera de los Andes, propiciaron el aislamiento de estos grupos indígenas.

"Esto hizo que su composición genética fuera más uniforme, similar a lo que se observa en las poblaciones insulares", indicó Gusareva.

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Mutaciones genéticas antiguas afectan la salud de los suramericanos modernos

El estudio también reveló que los grupos indígenas poseen rasgos genéticos distintivos, que podrían haber evolucionado a través de su adaptación a ambientes extremos y por aislarse prolongadamente de otros grupos.

Por ejemplo, un grupo de habitantes de las tierras altas de los Andes porta una mutación genética que les ayuda a adaptarse a bajos niveles de oxígeno.

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Las mutaciones en el gen EPAS1 estimulan la formación de nuevos vasos sanguíneos y producen más glóbulos rojos. También se han encontrado mutaciones en EPAS1 en personas de Tíbet.

"A medida que las personas se adaptaron a entornos diversos y a menudo extremos, como grandes altitudes o climas fríos, sus genomas evolucionaron en consecuencia", precisó Kim.

Estudios previos han descubierto que las variaciones genéticas entre los grupos indígenas de Brasil podrían hacer que respondan de manera diferente a los medicamentos para los coágulos sanguíneos o el colesterol alto.

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Kim indicó que la nueva investigación reveló más de 70 variaciones genéticas que podrían aumentar la vulnerabilidad de las personas a las enfermedades infecciosas emergentes. "Muchas de estas poblaciones ya son pequeñas. Es fundamental brindar atención médica personalizada y medidas de prevención de enfermedades para apoyar su bienestar", concluyó.

(rr/lgc)

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