Valeria Márquez, influencer mexicana de 23 años, representaba un estilo de vida aspiracional en redes sociales: ropa de marca, cirugías estéticas, autos de lujo y colaboraciones constantes con marcas y con artistas mexicanos.
Su estética personal reflejaba lo que hoy se reconoce como “narcoestética”, una tendencia vinculada al culto al cuerpo y al lujo que permea ciertas esferas del crimen organizado.
El Doble R: ¿De corridos a ejecuciones de influencers?
La figura de Ricardo Ruiz Velasco, alias “El Doble R”, ha cobrado notoriedad no solo por su presunta participación en crímenes de alto impacto, como los asesinatos de Valeria Márquez y el “Pirata de Culiacán”, sino también por su vinculación con una estética visual cada vez más evidente dentro del crimen organizado: el lujo ostentoso como símbolo de poder, dominio y respeto.
En los narcocorridos que le han sido dedicados por artistas como Luis R. Conriquez —entre ellos “El Dinero No Me Cambia” y “Las Dos R”— se construye la narrativa de un personaje que escaló desde abajo hasta convertirse en uno de los principales operadores del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
En las letras se exaltan vehículos deportivos, vestimenta de diseñador, mujeres bellas, como la aparición de Valeria Márquez en videos musicales de Luis R. Conriquez, armas doradas y viajes exclusivos.
Todo ello configura una “narcoestética” que trasciende la música y se plasma también en redes sociales, videoclips y hasta en el estilo de vida de influencers cercanas a estos entornos.
Narcoestética: entre la seducción y el riesgo
Uno de los casos más mediáticos es el de Valeria Márquez, influencer asesinada en Zapopan durante una transmisión en vivo. Además de las versiones que apuntan a una presunta relación sentimental con “El Doble R”, ahora se suma su participación en un video musical del tema “Koenigsegg” de Luis R. Conriquez y Brian Santin.
En este, Valeria aparece destacada entre otras mujeres, con tomas en primer plano y movimientos sensuales entre autos Lamborghini en colores llamativos. La escena es un retrato visual de esta cultura: belleza, lujo, velocidad y exceso.
La narcoestética ha sido utilizada como una herramienta de propaganda y control territorial. Mostrar el poder económico de un líder criminal sirve como estrategia de intimidación, reclutamiento y construcción de mito.
En el caso de “El Doble R”, su presencia en música, moda y redes sociales consolida esa imagen de “nuevo rico” que no necesita discreción, sino que presume su estatus.
Mientras las autoridades investigan su posible vinculación con múltiples crímenes, la imagen pública de Ruiz Velasco sigue circulando con fuerza gracias al espectáculo que rodea su figura. Narcocultura, estética y crimen se entrelazan para seguir alimentando una narrativa que, lejos de apagarse, se viraliza.