La economía de México bajó su ritmo de crecimiento y durante los últimos meses ha estado sujeta a una serie de pronósticos de analistas, bancos y organismos internacionales como la OCDE y el FMI que anticipan que este año caerá en una recesión.
Para poner fin a esta guerra de pronósticos, el Comité de Fechado de Ciclos de la Economía de México (CFCEM), que es la instancia encargada establecer dicho fallo, determinó que no hay elementos suficientes para declarar una recesión.
“El CFCEM se reunió el 5 de mayo de 2025 para deliberar si los Indicadores económicos disponibles permiten identificar un nuevo punto que marque el fin de la fase expansiva –crecimiento– iniciada en junio de 2020 y el inicio de una nueva recesión.
“Al respecto, el comité determinó que aún no se cuenta con elementos suficientes para determinar, sin lugar a duda, la existencia de un nuevo giro en el pasado reciente”, señaló el organismo; lo cual implica que la economía mexicana no está en recesión.
Fin a las especulaciones
El Comité de Fechado de Ciclos de la Economía de México señaló que permanecerá atento a la evolución de los indicadores económicos y dará a conocer sus determinaciones oportunamente.
Esto último bajo la consideración de que su análisis sobre los ciclos de la economía de México y la determinación de una recesión “no se fundamentan en especulaciones ni en pronósticos, sino en datos duros y definitivos sobre hechos acaecidos”.
Con ello, el CFCEM da respuesta a los pronósticos de organismo como la OCDE y el FMI que, desde mediados de marzo pasado, estimaron que la economía mexicana caería en un ciclo recesivo, con un decrecimiento de hasta –1.3% al cierre de 2025.
¿Qué factores determinan una recesión?
El Comité de Fechado de Ciclos de la Economía de México explicó que para la determinación de una fase expansiva o recesiva se toman en consideración tres criterios:
- Difusión: que la tendencia sea compartida por la mayoría de las actividades económicas.
- Duración: que la dirección se mantenga por tiempo suficiente.
- Profundidad: que el cambio en el nivel de la actividad económica sea relevante.
“En este sentido, la sola consideración de la dimensión temporal, como ocurre con la denominada ‘recesión técnica‘, que hace referencia a dos trimestres consecutivos con variación negativa en el PIB, resulta un criterio insuficiente”, concluyó el organismo, auspiciado por el IMEF.