Un operativo policial terminó en tragedia en el condado de Orange luego de que Pedro García, un joven de 19 años de origen mexicano, fuera abatido por oficiales tras una llamada al 911 realizada por su hermano de 12 años. El menor alertó a las autoridades de que Pedro amenazaba a sus padres con un cuchillo.
La policía de Fullerton respondió al llamado y, al llegar al lugar, enfrentó al sospechoso. Sin embargo, el encuentro terminó con la policía disparando 30 veces contra el joven, quien cayó muerto en el jardín frontal de la vivienda, ante los ojos de su madre y dos hermanos menores.
El caso ha generado indignación entre la comunidad latina y organizaciones defensoras de los derechos civiles, quienes cuestionan el uso excesivo de la fuerza por parte de los agentes. La polémica aumentó debido a que el operativo no contaba con grabaciones de cámaras corporales, una medida que había dejado de ser obligatoria en intervenciones migratorias desde febrero pasado, por autorización del presidente Donald Trump. No obstante, agencias como el Servicio de Alguaciles y la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos continuaron utilizando dichas cámaras.
Debate sobre uso de fuerza letal
Dada esta situación, la familia de Pedro García pudo exigir a las autoridades locales la publicación de las imágenes del operativo. En los videos, se observa el momento en que Pedro cae abatido, lo que ha reavivado el debate sobre los protocolos de uso de fuerza letal, especialmente en comunidades vulnerables.
Como parte de la justificación del uso de la fuerza, se presentó una fotografía en la que se muestra al joven con lo que parecía ser un arma de fuego. Más tarde se confirmó que se trataba de una pistola de perdigones, un artefacto comúnmente considerado como un juguete de uso deportivo, tanto en la cultura estadounidense como en muchas familias latinas. No existen indicios de que Pedro utilizara esta pistola para amenazar a los agentes.