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El Chapo Guzmán: el hombre tras la leyenda se enfrenta a su propia decadencia física, mental y emocional

Según un estudio, además de los padecimientos psicológicos, su estado físico también está comprometido

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Foto: (Especial)

Durante años, Joaquín El Chapo Guzmán fue considerado el narcotraficante más poderoso del planeta, sólo superado en notoriedad, según algunos analistas, por el terrorista Osama Bin Laden. Pero mientras su emporio criminal se desmoronaba y sus hijos tomaban el control del Cártel de Sinaloa, el hombre tras la leyenda se enfrentaba a su propia decadencia: física, mental y emocional.

De acuerdo con información obtenida por La Silla Rota, existe un dictamen médico-psicológico practicado al Chapo en un penal de Chihuahua, cuatro meses antes de su extradición a Estados Unidos, en 2017, firmado por el perito Julio César Ayuzo y elaborado conforme al Protocolo de Estambul, un mecanismo internacional para detectar tortura y malos tratos, en el cual se revela un alarmante deterioro en el estado de salud del capo sinaloense.

“Todo se volvió un infierno”

El dictamen señala que Guzmán Loera presenta un “trastorno de ansiedad generalizado” y un “trastorno cognitivo leve”, además de pérdida de memoria, desorientación temporal, dificultades para comunicarse, alucinaciones auditivas y un movimiento involuntario constante en su ojo izquierdo.

Aislado, vigilado constantemente y con acceso limitado a su familia, sólo veía a su esposa, Emma Coronel, dos veces al mes y bajo estricta supervisión, Guzmán confesó que desde su detención en el penal de Almoloya “todo se volvió un infierno”. Aunque no reportó violencia física directa, aseguró que la tortura psicológica lo ha desgastado mucho más: “El dolor de los golpes se va, pero esto me está poniendo cada vez más mal”.

Nunca ha pensado en quitarse la vida

Además de los padecimientos psicológicos, su estado físico también está comprometido. Había sido operado de una hernia dos años antes y padecía de triglicéridos altos desde joven, lo cual le impedía realizar ejercicio físico. El consumo de alcohol desde los 18 años y los medicamentos recetados contribuían a síntomas como somnolencia y malestar estomacal.

El informe médico incluyó una revisión física completa: rostro, garganta, dentadura, brazos y espalda. Durante la entrevista con el perito, El Chapo apenas mantuvo contacto visual, una señal más del deterioro emocional que lo aqueja. A pesar de su condición, Guzmán negó haber considerado el suicidio.

Actualmente, Joaquín Guzmán Loera vive recluido en la prisión de máxima seguridad de Florence, Colorado, lejos del poder que un día lo convirtió en el narcotraficante más buscado por México y Estados Unidos.

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