La UE y Reino Unido quieren reducir el precio que Rusia recibe por su petróleo vendido legalmente por vía marítima. Sin embargo, la administración Trump muestra reticencias.La Unión Europea(UE) yReino Unido están presionando para reducir el tope al precio del petróleoruso, una de las sanciones económicas clave impuestas contra Moscú.
Actualmente, el tope se sitúa en 60 dólares por barril y está en vigor desde diciembre de 2022. La normativa prohíbe ofrecer servicios de transporte marítimo y seguros -dominados por los países del G7 y la UE- para petróleo ruso si se vende por encima de ese límite.
La UE trabaja en su paquete número 18 de sanciones contra Rusia, tras haber presentado el número 17 esta misma semana. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, confirmó que tanto Bruselas como Londres intentan convencer a los socios del G7 para rebajar el límite en el nuevo paquete.
El portavoz de la comisión, Olof Gill, declaró a DW que las negociaciones siguen en curso y que cualquier cambio en el tope requiere unanimidad entre los 27 Estados miembro. Aunque el nuevo nivel no ha sido confirmado oficialmente, diversos medios apuntan a una posible reducción a 50 dólares.
Mientras tanto, el crudo Brent -referencia global- ha rondado los 65 dólares por barril, y el petróleo ruso se ha vendido entre 55 y 59 dólares durante abril y mayo; es decir, apenas por debajo del tope actual.
La idea de bajar el tope busca reducir los ingresos de Rusia por sus exportaciones legales de crudo marítimo. En 2025, los precios del petróleo han caído de forma generalizada, lo que deja al Brent solo unos pocos dólares por encima del límite.
Trump se resiste a bajar el tope
Los ministros de Finanzas del G7 se reunieron en Canadá del 20 al 22 de mayo. En la cumbre, abordaron la posibilidad de reducir el tope y condenaron la "guerra brutal" de Rusia, afirmando que intensificarán las sanciones si fracasan los esfuerzos por un alto al fuego.
Sin embargo, según la agencia de noticias Reuters, un funcionario europeo presente dijo que Estados Unidos "no está convencido" de la necesidad de bajar el tope, argumentando que la caída del precio del crudo ya está perjudicando a Moscú.
Desde 2022, las sanciones energéticas han generado tensiones tanto en Europa como en Washington, debido al temor a alterar la oferta global y provocar subidas de precios domésticos.
Yuliia Pavytska, directora del programa de sanciones en la Escuela de Economía de Kiev, dijo a DW que la reticencia de la administración Trump es "frustrante", aunque elogió la posición firme de la UE y Reino Unido.
"Los desequilibrios acumulados por la guerra y las sanciones, sumados a la caída del precio del petróleo, están llegando a un punto crítico", dijo Pavytska. "Por eso creemos que nuestros socios deben aprovechar este momento para endurecer la presión contra Rusia".
El problema principal: la falta de control
Uno de los focos recientes ha sido la llamada flota rusa en la sombra: cientos de buques antiguos adquiridos a través de terceros para sortear el tope. Estas embarcaciones operan con seguros opacos o ilegítimos.
La administración Biden comenzó a sancionar individualmente esos buques, medida a la que se sumaron la UE y Reino Unido. Actualmente, más de 700 petroleros están sancionados, pero Estados Unidos no ha agregado ninguno nuevo desde el regreso de Donald Trump a la presidencia.
Los datos recientes muestran que Rusia depende ahora más de su flota principal, que sí debe respetar las normas del tope, lo que refuerza el argumento para reducir el límite de precio.
"Mucho más crudo ruso se está transportando ahora con seguros del G7", explicó Vaibhav Raghunandan, del Centro de Investigación sobre Energía y Aire Limpio. "Es el momento adecuado para actuar y reducir el tope", observó.
Aun así, Raghunandan y otros expertos creen que el mayor problema no es el precio, sino la falta de aplicación rigurosa. "Las medidas de control actuales no son suficientes", señala. "Las verificaciones de cumplimiento son muy laxas".
(gg/rr)