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Entre el caos y la democracia: Libia otra vez en la encrucijada

Los recientes enfrentamientos en Libia reavivaron los temores de una guerra civil renovada. Pero expertos estiman que los combates podrían ofrecer una oportunidad para romper el estancamiento político del país.En Trípoli, la capital de Libia, impera la agitación. A comienzos de mayo estallaron combates entre las fuerzas estatales y grupos armados, luego de que el primer ministro Abdul Hamid Dbeibah emitiera un decreto ordenando el desmantelamiento de dichas milicias, incluida el influyente Aparato de Apoyo a la Estabilización (SSA, por sus siglas en inglés). El jefe de esa milicia fue asesinado.

Según la ONU, la violencia desatada tras ese asesinato causó la muerte de ocho civiles en Trípoli. Después fueron encontrados otros 58 cuerpos en un hospital que era controlado por el SSA.

"Los últimos combates en Trípoli, que se saldaron con víctimas civiles, son una clara muestra de la fragilidad de la situación", dice a DW Hanan Salah, investigadora y directora asociada de la división para Medio Oriente y el Norte de África de Human Rights Watch (HRW). "La absoluta desconsideración de los combates que Human Rights Watch documentó en medio de barrios civiles muestra el flagrante desprecio que estos grupos armados tienen por la vida y los medios de subsistencia de los civiles", señala.

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País dividido

Desde 2014, Libia está dividida en dos, con gobiernos opuestos ubicados en el este y oeste del país. Una administración respaldada por la ONU conocida como Gobierno de Unidad Nacional tiene su sede en Trípoli, en el oeste, y es liderada por Dbeibah. Su rival, conocida como Cámara de Representantes, está ubicada en el este, en Tobruk, y es encabezada por el primer ministro Ossam Hammad, que cuenta con el apoyo del excaudillo Jalifa Haftar, ahora devenido en político.

En el este, Haftar ha logrado consolidar el control sobre varias milicias armadas, a las que gobierna con mano de hierro. En el oeste, Dbeibah ha tolerado la competencia de distintos grupos armados. Los expertos señalan que los recientes combates en Trípoli muestra que Dbeibah ahora está tratando de imitar la fórmula de Haftar y consolidar su control sobre las milicias presentes en el territorio bajo su administración.

A mediados de mayo, los combates cesaron tras unos días gracias a un acuerdo -del que no se conocen detalles- entre las milicias y la administración de Dbeibah. Esto fue seguido por protestas ciudadanas que exigían elecciones nacionales, así como la redacción de una nueva Constitución, ambas detenidas cuando el proceso de paz liderado por la ONU fracasó, en diciembre de 2021. Miles de personas también pidieron la dimisión de Dbeibah.


El primer ministro no respondió. En un discurso televisado, sostuvo que daría la bienvenida "a todos quienes decidan apoyar al Estado, y dejaremos de lado a quienes recurran al chantaje y la corrupción. Nuestro objetivo es una Libia de milicias y corruptos".

Problemas sin resolver

"En los últimos años, el conflicto se ha congelado a medida que el botín se reparte entre diversos actores", sostiene Tim Eaton, investigador del Programa de Medio Oriente y Norte de África del think tank londinense Chatham House. Con el tiempo, "estos grupos han competido entre ellos para apoderarse de porciones cada vez más grandes del Estado libio", afirma.

En un artículo reciente, Eaton señaló que la contienda se había exacerbado en mayo por "una disputa sobre el control de una institución del Estado, la Compañía Libia de Correos, Telecomunicaciones y Tecnología de la Información, que opera importantes monopolios en el sector de las telecomunicaciones".

En su opinión, la situación actual es muy peligrosa. "Existe la amenaza clara de que se produzca otra guerra civil", sostiene. Pero Eaton y otros expertos estiman que, a pesar de este contexto, es posible albergar alguna esperanza.

"La ONU tiene una gran oportunidad para aprovechar este momento y lograr avances políticos", dice Eaton. "Este nuevo escenario también parece presentar una opción para revitalizar la vía política. Cuando hubo otros brotes de conflicto significativos en Trípoli en 2014 y 2020, hubo cambios", indica.


En 2014, los combates en Trípoli terminaron con la división del país en dos. En 2020, se inició un proceso político liderado por la ONU para formar un nuevo gobierno. "Así que existe claramente una posibilidad de que algo así se repita", opina Eaton.

Nueva hoja de ruta de la ONU

La crisis de mayo bien podría "representar una oportunidad significativa para comenzar a cambiar el curso de los acontecimientos, avanzando hacia la celebración de elecciones parlamentarias y presidenciales", coincide Mohammed al-Dairi, exministro de Exteriores del Gobierno de Trípoli. "El primer paso en esta dirección es la formación de un gobierno de unidad que acabe con la división institucional que actualmente afecta al país", explica a DW.

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Mientras, la Misión de Apoyo de Naciones Unidas en Libia (Unsmil), lanzada inicialmente en 2011 para facilitar un proceso que llevara a la realización de elecciones democráticas, publicó un nuevo informe que describe cuatro escenarios que podrían servir como hoja de ruta para poner fin a la difícil fase de transición en el país.

Estas opciones incluyen la realización de elecciones presidenciales y legislativas de forma simultánea, o la realización de parlamentarias primero, seguidas de la adopción de una Constitución. Otra alternativa es primero adoptar una nueva Constitución y luego convocar elecciones, o el establecimiento de un comité de diálogo político que ponga a punto las leyes electorales y defina la autoridad ejecutiva y la Constitución.

"Los partidos libios tienen que llegar a un consenso", dice Salah, de HRW. "La crisis de los derechos humanos y las divisiones políticas no se resolverán de la noche a la mañana", sostiene. "La celebración de elecciones libres y justas hoy es muy difícil, pero a la larga, ¿qué otra opción tienen los partidos libios?".

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(dzc/rr)

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