A principios del siglo XX, en Alemania, la princesa Duleep Sij vivió abiertamente una relación lésbica y utilizó sus privilegios, recursos y valentía para ayudar a familias judías a huir del nazismo.En los anales de la historia de la Segunda Guerra Mundial, pocos habrían esperado que una princesa sij, nacida en Gran Bretaña, proveniente de una familia real destronada, mostrara una resistencia discreta en la Alemania nazi y viviera abiertamente una relación amorosa con una mujer.
Precisamente esto fue lo que hizo la princesa Catherine Hilda Duleep Sij, hija del último marajá del Imperio Sij.
El reconocimiento de su legado es relativamente reciente. El biógrafo británico Peter Bance ha dedicado más de dos décadas a investigar y escribir sobre la familia Duleep Sij, además de reconstruir las extraordinarias contribuciones de Catherine a partir de registros y documentos familiares dispersos.
Raíces reales, camino radical
Nacida en 1871 en Suffolk, Inglaterra, Catherine creció lejos de la tierra que su padre gobernaba.
A los 10 años, el marajá Duleep Sij se vio obligado a entregar el Imperio Sij y el famoso diamante Koh-i-Noor (montaña de luz) tras la anexión británica de Punjab. A cambio, recibió una pensión de por vida de la corona británica, con la condición de que "siguiera obedeciendo al Gobierno británico".
Posteriormente se casó con Bamba Müller, una mujer germano-etíope, con quien tuvo seis hijos; Catherine fue la cuarta. La familia vivió en el exilio, pero bajo el patrocinio de la reina Victoria, quien fue madrina de la princesa Catherine.
Educada en el Somerville College de Oxford, Catherine apoyó la causa sufragista junto con sus dos hermanas, haciendo campaña por el derecho al voto de las mujeres.
Catherine perdió a sus padres durante su adolescencia, y luego desarrolló un estrecho vínculo con Lina Schäfer, su institutriz alemana. A principios del siglo XX, Catherine abandonó Inglaterra y se mudó con Schäfer a la ciudad de Kassel, Alemania.
La mansión en la que vivieron juntas durante más de tres décadas sigue aún en pie. Su relación amorosa, aunque nunca fue reconocida formalmente, desafió las normas sociales de la época y se mantuvo en pie hasta la muerte de Lina, en 1937. Vivieron felices allí hasta que en la década de 1930, cuando Alemania se convirtió en un Estado policial bajo el régimen de Hitler.
"Alemania era un lugar peligroso para ella por tener la piel oscura y ser homosexual durante el ascenso de Hitler”, señala Peter Bance. "Recuerdo haber leído correspondencia entre ella y su contador. Él la instó a abandonar el país, advirtiéndole que sería objeto de persecución. Los nazis locales la vigilaban, pero ella se negó a irse”, añadió.
Su objetivo: ser humanitaria
A medida que el régimen nazi ampliaba su control, Catherine utilizó sus recursos e influencia para ayudar a varias personas y familias judías a escapar y a comenzar una nueva vida en Gran Bretaña, con cartas de recomendación, apoyo financiero, y garantizando la obtención de documentos de inmigración cruciales para la supervivencia.
Uno de los ejemplos más documentados es el de la familia Hornstein. Wilhelm Hornstein, abogado judío y soldado condecorado de la Primera Guerra Mundial, fue arrestado durante los pogromos de noviembre de 1938 y encarcelado en un campo de concentración. Posteriormente, fue liberado con la condición de que abandonara Alemania. Catherine consiguió un salvoconducto a Inglaterra para él, su esposa, Ilse, y sus dos hijos.
Catherine acogió a los Hornstein y otro judíos en Colehatch House, su casa de campo en el pueblo de Penn, Buckinghamshire.
"Creo que hizo su parte por la humanidad. En aquella época se cometían muchas atrocidades que pasaban desapercibidas, y algunas incluso descaradamente, y la gente, en cierto modo, hacía la vista gorda. Y ella también podría haber hecho la vista gorda fácilmente y haber dicho: 'No es asunto mío', pero lo hizo de su incumbencia", declaró Bance a DW.
Bance recuerda cómo, tras publicar un artículo local sobre Catherine, un hombre llamado Michael Bowles entró en su oficina y le dijo: "Mi madre, mis tíos y mis abuelos fueron salvados por la princesa Catherine en Alemania. Y si no hubiera sido por ella, hoy no estaría vivo". Al final resultó ser que Bowles es el nieto de Úrsula, uno de las niños de la familia Hornstein.
Descansando en el poder
Catherine murió en 1942, a los 71 años. Ni ella ni sus hermanos tuvieron descendencia. En su testamento solicitó que parte de sus cenizas se enterraran en la tumba de Lina Schäfer, en Kassel.
A medida que Catherine adquiere mayor visibilidad mediática, las comunidades LGBTQ la han reconocido póstumamente como un ícono por haber amado sin miedo y haber vivido según su voluntad.
'Princesas de la Resistencia'
Bance trabaja actualmente en un nuevo libro que coincidirá con una exposición en el Palacio de Kensington titulada "Princesas de la Resistencia", prevista para marzo de 2026, y que se centrará en Catherine y sus hermanas Sofía y Bamba.
"Es una exposición muy femenina que muestra los esfuerzos de estas princesas Duleep Sinj", declaró Bance a DW, añadiendo que prestará objetos de su archivo personal, compuesto por casi 2.000 objetos familiares, que ha recopilado a lo largo de 25 años.
En una ocasión, el autor describió a Catherine como una "Schindler india", en referencia al industrial alemán Oskar Schindler (1908-1974), a quien se le atribuye haber salvado la vida de unos 1.200 judíos durante el Holocausto. Peter Bance cree que "salvar una vida o salvar diez vidas, sigue siendo 'salvar'. Estás salvando a alguien que no es de tu color, ni de tu religión, ni de tu origen étnico, pero lo haces por humanidad".
(rmr/cp)