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Ministro de Energía de Colombia: "La violencia es un fallo de la democracia"

Sobre la violencia en Colombia y el promisorio panorama de inversión europea en energías limpias en la región, DW conversó con Edwin Palma, ministro de Energía y Minas de Colombia.Uno de los motivos de su visita a Bruselas ha sido la negociación de un Acuerdo de Asociación. ¿Se trata de la renegociación del acuerdo de 2012 o de uno nuevo?

Yo resumiría el motivo de esta visita en la voluntad de afianzar las relaciones que siempre han existido entre la Unión Europea (UE) y Colombia. Ahora, presidiendo la CELAC, estamos enfocados en la cumbre de noviembre. Ya hicimos la cumbre CELAC-China. El presidente [colombiano Gustavo] Petro siempre ha dejado abierta la puerta a una CELAC-Estados Unidos, otra cosa es que [el presidente estadounidense Donald] Trump no quiera. En cualquier caso, esperamos que el tema energético sea central.

Un titular de estas reuniones es que la Unión Europea apoya a Colombia para hacer la interconexión de Latinoamérica. Porque, por un lado, hoy cerca del 60 por ciento de la energía renovable de nuestro país proviene de empresas de la Unión Europea. Por otro lado, la apuesta conjunta es por la interconexión de nuestros países. Es un proyecto que lleva más de tres lustros sin avanzar. Pero ahora, el presidente de Colombia y el presidente de Panamá han decidido elevar el rango de cooperación para empezar a andar en este proyecto.

No me ha respondido sobre el acuerdo. Tengo entendido que rebasa lo comercial del que está en vigor e incluye cooperación en energías verdes. ¿Cuánta relevancia tiene esto para Colombia y para las propuestas verdes del presidente Gustavo Petro?

La UE, sus países y sus empresas han sido fuertes aliados de la transición energética de Colombia. Venimos a decirles: queremos generar las condiciones y el clima para que la inversión que está en el país no solo se quede sino que se fortalezca. Porque ha habido problemas recientes para inversión de empresas portuguesas en materia de energía eólica. Como Gobierno, reconocemos fallas: retrasos en licencia ambiental y en los trámites. Por eso la empresa ha retirado sus inversiones y está subastando sus equipos en la Guajira. No queremos que esto se repita.

Vamos a generar mejores condiciones, queremos acelerar la transición energética con la estrategia 6GPlus, para poder desarrollar en lo que nos queda de mandato más de 6 gigavatios de energía limpia para inyectar al sistema colombiano. Ese es el propósito principal. Tanto en energía eólica, solar e hidrógeno verde, sumadas las inversiones, las empresas de la UE están hablando 50 mil millones de euros, gran cantidad de recursos que le servirán al país para generar empleo y para industrializar parte del país. Y para desatar la transición energética que requiere el país y la región que ahora lidera Colombia al frente de la CELAC.

¿No hay proyectos de inversión en litio en Colombia?

Colombia tiene un gran potencial en minerales estratégicos, sobre todo minerales para la transición. Pero no hemos hablado de minerales, nos hemos concentrado en energía limpia: sol, viento hidrógeno y biocombustibles. En este caso, combustibles para la aviación. Con Airbus tenemos un gran piloto de combustible SAF (Sustainable Aviation Fuel).

Colombia volvió a aumentar sus exportaciones de carbón a raíz de la guerra en Ucrania tras la invasión rusa. ¿Cómo cuadra esto con las políticas de transición energética que defiende el presidente Petro?

Hay que decir primero que en el mercado del carbón ha caído la demanda, también en Europa. Han dejado de comprar carbón colombiano; eso ha tenido consecuencias en empleo, en regalías, en la economía de las regiones.

Sí, este Gobierno ha defendido la transición no solo energética sino económica. Por eso, esos vacíos fiscales se han llenado con otros recursos, como la nunca antes vista explosión del turismo. A pesar de las circunstancias y del pesimismo de un sector de la oposición, Colombia se ha llenado de turistas. Y el presidente prometió en campaña romper el récord de las divisas por el turismo y superar las del carbón. Todo el mundo decía que era una locura; hoy es una realidad.

Volviendo al carbón: la transición energética y la lucha contra el cambio climático no es "un cuento chino" como diría Trump en su momento. Es un imperativo moral y de la humanidad. El presidente ha sido un líder mundial en la materia.

Los balances de oferta y demanda tanto de carbón como de petróleo en el mundo van a cambiar. El presidente se ha anticipado a ello para preparar al país para diversificar y cambiar no solo la matriz energética sino la económica.

Este Gobierno ha hecho en dos años en materia de energía limpia, sobre todo solar, lo que no han hecho los dos Gobiernos anteriores. Hemos multiplicado por diez la matriz de energía limpia y esperamos multiplicarla más en lo que nos queda de gobierno.

Usted es ministro de Energía y Minas y no de Interior, ni de Exteriores. Sin embargo, imagino que ha tenido que explicar a los socios europeos la violencia contra líderes y lideresas sociales que se vive en Colombia, especialmente en zonas ricas en recursos. Usted mismo viene del sindicalismo. ¿Cómo lo explica?

No soy ministro de Interior y no represento a la Cancillería, pero hago parte de un Gobierno que comprende holísticamente los problemas del país. Colombia ha vivido un problema de violencia histórica, producto de una desigualdad histórica, porque hay una acumulación de riqueza histórica. Hay una plutocracia gobernando siempre para hacer cada más ricos a los ricos y más pobres a los pobres.

Por primera vez, llega un Gobierno progresista, de izquierda, que sacude los cimientos de ese poder, por eso la reacción violenta contra este Gobierno. Se quiere generar un caldo de cultivo de inestabilidad.

Lo que está haciendo la oposición llega a tal punto de que el presidente del Congreso llama a las fuerzas militares sin la presencia de su comandante que es el presidente de la República. Es decir, el presidente del Congreso y nueve partidos de la oposición desconocen la institucionalidad del presidente, intentando no dar un golpe blando, sino un golpe de Estado contra el primer Gobierno de izquierda.

Volvamos a la violencia selectiva a líderes y políticos desatada después de la firma del Acuerdo de Paz…

Esa violencia viene desde antes y es inherente al conflicto armado, a las diferencias entre centralistas y federalistas, entre liberales y conservadores, entre insurgentes y paramilitares. Como izquierda democrática, siempre hemos llamado a superar los niveles de violencia política.

Esto se mantiene y para nosotros es indeseable lo que acaba de suceder con un candidato de la oposición. Ahí fallamos como Estado. Lamentamos ese suceso. Eso es una falla de la democracia. Nadie debe ser perseguido ni violentado por pensar lo que quiera. Eso lo ha señalado con énfasis nuestro presidente.

Creemos que el gran cúmulo de asesinatos de líderes sociales proviene de la decisión del Gobierno pasado de -como ellos decían con orgullo- hacer trizas el proceso de paz.

Hubo una decisión política, que nosotros acompañamos, del expresidente Juan Manuel Santos, de propiciar el proceso de paz, que fue acompañado por la Unión Europea. Pero llega un Gobierno que lleva en su bandera el deshacer un proceso de paz que ahora escala en más violencia.

Termina siendo un poco irónico: los que se oponen a la paz del país son los que han hecho de la violencia su bandera política. Y hoy nos reclaman que haya paz cuando ellos han generado los círculos de violencia.

Con frecuencia llegan hasta Bruselas representantes de comunidades afectadas por diversos proyectos productivos mineros. ¿Qué respuestas dan ustedes a estas poblaciones? ¿Puede haber renegociación de concesiones que hayan sido otorgadas sin consentimiento?

Con respecto a la minería, el presidente ha dicho que primero la vida, primero el agua, primero la autodeterminación de esas comunidades. Con esa vocación hemos atendido los conflictos mineros en el país.

Hace poco estuve en el nordeste antioqueño con cerca de cuatro mil mineros tratando de solucionar un conflicto. Y dijeron: "por primera vez no nos echan el ESMAD (Escuadrón móvil antidisturbios), por primera vez no nos maltratan y priorizan el diálogo.

Hemos puesto a líderes de esas comunidades al frente de las decisiones que pueden afectarles, priorizando la vida, el ecosistema, el agua, el medioambiente, la autodeterminación de los pueblos. Ese ha sido el mandato de nuestro presidente.

¿Y es posible renegociar concesiones?

Allí hay discusiones de orden jurídico. Hay casos concretos, no se puede hablar de manera generalizada. No es lo mismo la minería en el Cauca que la minería en Antioquia. Eso requiere una atención caso a caso, sin perjuicio de ampararnos en la sombrilla del lema del Gobierno: "Colombia, potencia mundial de la vida".

Se acerca la cumbre UE-CELAC en Santa Marta. Y Colombia vuelve a hacer titulares por su clima de violencia. ¿Tiene la sensación de que sus socios europeos entienden lo que está sucediendo? ¿Cómo es que si ya firmaron la paz no hay paz?

Gracias por la pregunta, pues en todas las conversaciones que hemos tenido nos han permitido hablar del tema. Hay que decir que el clima en Colombia siempre ha sido tenso por la violencia. Sin embargo, es un país pacífico hacia fuera, no tiene guerras externas, ni armas nucleares. Es un país políticamente estable, con fuertes instituciones. Funciona la rama judicial, funciona el Congreso con demostrada independencia. Nuestras instituciones son fuertes en comparación con países cercanos, inestables políticamente.

Por eso, las empresas de la UE, las chinas y las norteamericanos ven en Colombia un potencial de grandes inversiones. Es perfectible y luchamos por que la comunidad internacional nos acompañe en ese anhelo -que compartimos con todo el mundo- de paz. Europa al haber atravesado dos guerras mundiales y haber tenido que reconstruir sus pueblos sabe que estos procesos son de largo aliento.

¿Usted no cree que la situación de violencia en el Cauca va a impactar el plan de inversión que existe actualmente?

La impresión que me llevo es de gran confianza. Incluso gran parte de la agenda empresarial frente al Gobierno es de estabilidad jurídica, estabilidad regulatoria, protección de sus inversiones, resolución de controversias, cómo regular la inversión en energías renovables.

Los problemas de seguridad que tenemos en ciertos proyectos no son la regla general. Nosotros venimos a decirles estamos en la voluntad política de hacerlo conforme a estándares internacionales, acelerar la entrada de esa energía al sistema. Demuestra que hay confianza en nuestro país, en nuestra región y en nuestro Gobierno.

Las rutas del comercio que han facilitado los acuerdos han sido malusadas por el narcotráfico y el crimen organizado, un problema que no es privativo de Colombia, sino de la región y también de la Unión Europea. ¿Cómo van a abordar este tema en la Cumbre UE-CELAC?

La UE-CELAC abordará distintos temas, entre ellos éste. Pero no es de mi competencia. Yo quiero concentrarme en que el principal tema para los países de América Latina y el Caribe sea el de energía.

(rml)

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