En medio de una creciente polémica política y mediática, el periodista Carlos Loret de Mola denunció una supuesta campaña de hostigamiento orquestada por el gobierno de Claudia Sheinbaum, a raíz de su cobertura reciente desde Los Angeles.
Loret aseguró que el “régimen” lleva una semana acosando personalmente a su equipo y a él, tras difundir imágenes de un operativo con gases lacrimógenos que, según dijo, vivieron de primera mano.
El comunicador aseguró que, tras la cobertura, fueron enviados “youtubers y propagandistas del gobierno” a insultarlos y acosarlos, al grado de acercarse a niveles peligrosos de agresión física. Además, criticó que desde Palacio Nacional se respalde esta narrativa, acusando directamente a la presidenta de avalar el ataque con su silencio y su retórica.
Loret también cuestionó que se ponga en duda su presencia en el lugar de los hechos y calificó de “mentiras del gobierno” las versiones que sugieren que su cobertura fue un montaje. “Bastaría una palabra de la presidenta para que esto se acabara”, reclamó, agregando que el poder absoluto del gobierno actual no tolera la crítica de medios como Latinus.
Internautas reviven el sobrenombre de #LordMontajes
Sin embargo, mientras el periodista denunció hostigamiento, en redes sociales resurgió el hashtag #LordMontajes, usado por críticos para cuestionar su credibilidad. La etiqueta lo vincula con episodios polémicos de su carrera, como la transmisión de la detención de Florence Cassez en 2005, la entrevista pactada con Javier Duarte en 2016, entre otros. Estos antecedentes han alimentado un escepticismo persistente entre sectores de la audiencia mexicana.
El cruce entre las denuncias de acoso y la memoria colectiva digital parece haber encendido nuevamente la discusión sobre el papel del periodismo crítico, la responsabilidad de los medios y la relación entre el poder y la prensa.