La tarde del domingo 15 de junio, Danna Melissa Luna Flores, una niña de seis años, debía regresar a casa con su madre tras una visita supervisada con su padre en el Centro de Convivencia Familiar de la Ciudad de México. Nunca volvió.
Desde entonces, nadie —ni su madre, ni la Fiscalía, ni el equipo de búsqueda— ha logrado hablar con ella. Su paradero, a casi una semana de su desaparición, sigue siendo un misterio.
Una convivencia judicial que se convirtió en pesadilla
El sábado 14, la madre de Danna, Diana Ivette Flores Infante, la entregó como lo ha hecho desde hace años: puntualmente y en cumplimiento del régimen judicial de convivencia. La cita se llevó a cabo en el Centro de Convivencia Familiar ubicado frente a Bellas Artes. Es un esquema que ocurre cada quince días. Diana entrega a su hija los sábados a mediodía; el padre debe regresarla el domingo por la tarde.
Pero ese domingo, algo cambió. Luis Daniel Luna Cano, padre de la menor, no regresó al centro. El personal intentó contactarlo por teléfono. Su respuesta fue seca:
“Ya estoy fuera del centro de convivencia y no voy a dar ningún dato”.
Fiscalía emite ficha, pero se frena búsqueda activa
Tras lo ocurrido, la madre acudió de inmediato a la Fiscalía Especializada en Agravio a Niñas, Niños y Adolescentes. Ahí enfrentó un nuevo obstáculo: le negaron la activación de la Alerta Amber, argumentando que se “sabía con quién estaba la menor”. A cambio, le tomaron una denuncia por “retención de menor”, no por sustracción.
Aun así, el caso derivó en la emisión de una ficha oficial de búsqueda (folio D/01596/2025/CBP), donde se detalla que la menor vestía una sudadera beige con dibujo de Stitch, pantalón de mezclilla y botas moradas. En la ficha también se indica una cicatriz en la mano derecha como seña particular.
La ficha fue distribuida, pero no se acompañó de una acción de búsqueda inmediata ni de la presión pública que implica una Alerta Amber.

¿Hospitalizada o desaparecida?
Días después, Diana logró contactar por WhatsApp al padre. Él aseguraba que la menor estaba “hospitalizada”, recibiendo atención médica “por el mal cuidado en el que la tenía su mamá”. No dio nombre de hospital. No permitió llamadas ni videollamadas. Y desde este 20 de junio ya no responde a nadie. Ni siquiera por mensajes.
En medio de la incertidumbre, la madre descubrió que el sábado 14, el mismo día en que comenzó la convivencia, Luis Daniel ingresó a la menor al Hospital La Raza, donde permaneció internada por “náuseas y vómito” hasta el domingo por la tarde. No le avisó. No autorizó el ingreso. Tampoco le informaron al momento del alta.

El resumen clínico, que le entregaron hasta el lunes, descartó complicaciones graves. Fue un ingreso precautorio para descartar apendicitis.
Desde entonces, no hay constancia de que Danna esté en algún hospital. La Fiscalía intentó comunicarse con el padre, sin éxito. El equipo de búsqueda acudió a su domicilio y confirmó que la menor no está ahí.
“Tengo miedo por mi hija”
Diana denuncia que esta desaparición ocurre en un contexto de hostigamiento legal constante por parte del padre. Desde que la niña tenía seis meses, ha enfrentado múltiples acusaciones —desde denuncias penales hasta intentos de quitarle la custodia— que, en todos los casos, han sido desechadas por falta de pruebas.
La madre asegura que la menor ha sido expuesta, desde muy pequeña, a revisiones médicas y psicológicas impuestas por su padre. Incluso recuerda que, días antes de su desaparición, Danna le confesó que ya no quería ir con él:
“Me dijo que tenía miedo de que su papá la dejara de querer si le decía que ya no quería verlo”.
A pesar de estos antecedentes, y de haber obtenido medidas de protección por parte de una jueza, Diana enfrenta un laberinto burocrático: su expediente ha sido transferido entre juzgados de CDMX, Toluca y Cuautitlán Izcalli sin que ninguna instancia ejecute acciones concretas. “Me dijeron que puede tardar un mes en que le den seguimiento”, cuenta.

Esto ya no es una disputa legal
Para Diana, el caso ha dejado de ser un conflicto por la custodia. Desde hace días, nadie tiene contacto con Danna. No está en casa. No está en hospitales. Y el padre ha cortado toda comunicación con familiares y autoridades.
“El equipo de búsqueda fue hoy (viernes 20 de junio) a buscar a la niña a su casa, nada más para cerciorarse que la niña estuviera ahí. La niña no está. O sea, me avisaron que no estaba en su casa”.
El tiempo corre. Las autoridades insisten en no considerar el caso como desaparición, mientras la madre sólo pide que alguien escuche y actúe antes de que sea demasiado tarde.