Un grupo de arqueólogos ha reconstruido un fresco que cubría las paredes de una antigua villa romana a partir de miles de fragmentos de un mural hallado en el subsuelo británico."Armar el rompecabezas más difícil del mundo". Así es como describe Han Li la reconstrucción de un fresco romano de casi 2.000 años de antigüedad a partir de cientos de fragmentos de yeso y otras piezas abandonadas, y que ahora han podido ver la luz gracias al trabajo llevado a cabo desde el Museo de Arqueología de Londres (MOLA, por sus siglas en inglés).
Se trata de miles de fragmentos hallados en Southwark, al sur del Támesis, una ubicación fuera del núcleo central del Londres romano, lo que revela más datos sobre cómo se extendía la ciudad en aquella época. Los restos quedaron abandonados en una fosa tras la demolición del edificio original alrededor del año 200 d.C. Li, especialista senior en materiales de construcción del MOLA, ha unido las piezas minuciosamente durante varios meses.
"Este ha sido un momento 'único en la vida', por lo que sentí una mezcla de emoción y nerviosismo cuando comencé a colocar el yeso", comenta en una nota de prensa facilitada a DW. "Muchos de los fragmentos eran muy delicados y las piezas de diferentes paredes se habían mezclado cuando se demolió el edificio, por lo que fue como montar el rompecabezas más difícil del mundo", añade.
Variedad de diseños escondidos
El yeso decorado se encontró vertido en una gran fosa en una urbanización londinense que anteriormente había dado lugar a otros mosaicos y a un singular mausoleo romano. En esta ocasión, se cree que las pinturas fueron diseñadas para mostrar la riqueza y el buen gusto de los propietarios originales del edificio, quienes debieron ser adinerados, según recoge también el portal IFLScience, que se hizo eco de la noticia.
A medida que Li iba juntando las piezas, los fragmentos fueron cobrando sentido, ofreciendo una variedad de diseños, desde paneles de color amarillo brillante, con intervalos negros, además de pájaros, frutas o liras, un instrumento similar a un arpa.
"Tuve la suerte de contar con la ayuda de mis colegas de otros equipos especializados para organizar este rompecabezas titánico, así como para interpretar los ornamentos y las inscripciones, entre ellos Ian Betts y la Escuela Británica de Roma, que me proporcionaron sus valiosas opiniones y recursos. El resultado fue poder ver pinturas murales que ni siquiera las personas de la época tardorromana en Londres habrían visto", señala Li en una nota.
Los diseños de paneles eran comunes durante la época romana, pero el amarillo no lo era, por lo que su inclusión aquí es notable. De hecho, solo se han identificado otros ejemplos en unos pocos yacimientos del país, como el Palacio Romano de Fishbourne en Chichester, Sussex.
Según detalla el grupo de expertos, "algunos fragmentos imitan azulejos de alto nivel, como el pórfido rojo egipcio (una piedra volcánica salpicada de cristales) que enmarca las elaboradas vetas del giallo antico africano (un mármol amarillo)". Este estilo se ha encontrado en otras partes del antiguo Londres, así como en Colchester o Essex, en Alemania y en Pompeya.
Firma del autor
Dentro de la colección de más de 120 cajones de yeso pintado, hay un vínculo con el artista de la época: su firma, el primer ejemplo conocido de algo similar en Gran Bretaña. "Está enmarcada por una tabula ansata, una talla decorativa utilizada para firmar obras de arte en la época. Contiene la palabra 'FECIT', una palabra latina que significa 'ha hecho esto'. Desafortunadamente, no es posible ver el nombre del artista a partir de los fragmentos rotos", comentan los expertos.
Según recoge IFLScience, otra primicia en el contexto británico es la evidencia de un grafiti en forma de grabado de un alfabeto griego casi completo. Se han encontrado otros ejemplos de este diseño en otras partes del mundo romano, y se cree que era una especie de lista de verificación o referencia.
Li y sus colegas continúan examinando los fragmentos de yeso. Los resultados de su trabajo se publicarán y los fragmentos se archivarán para su posterior estudio. Mientras, y por primera vez en más de 1.800 años, estas vibrantes obras de arte pueden contemplarse y revelar todo su esplendor.
Editado por Andrea Ariet con información de IFLScience, Museo de Arqueología de Londres, El Confidencial.