Irán lanzó misiles contra la base aérea estadounidense Al Udeid en Qatar (la más grande en Oriente Medio), en represalia por los recientes ataques de EE. UU. a instalaciones nucleares iraníes en Fordow, Natanz e Isfahán. Tras el bombardeo, Qatar cerró su espacio aéreo y activó defensa anti-misiles en Doha. Se calculan al menos seis misiles lanzados, pero no hay reportes confirmados de heridos.
¿Qué representó el ataque?
- Escalada militar directa: Es el primer ataque iraní reportado contra tropas estadounidenses fuera de Irak o Siria.
- Alerta roja global: El presidente Trump canceló planes en el G7, regresó a la Casa Blanca y se instauró una guardia militar más estricta.
- Petróleo en crisis: El riesgo de interrumpir el estrecho de Ormuz, por donde pasa el 20–30 % del petróleo mundial, encendió las alarmas en los mercados.
- ¿Hay salida diplomática?
Trump señaló que no ordenará acciones contra Irán por ahora y dio una ventana de dos semanas para negociar. Mientras, se estudia si se activará un mediador (como la UE o incluso China, solicitado por Irán) para un alto al fuego y que EE. UU. e Israel frenen sus ataques. Sin embargo, para hoy no tenía agenda definida y se encuentra reunido con su gabinete de seguridad.
¿Dónde nos deja esto?
- Un nuevo nivel de conflicto abierto entre EE. UU. e Irán, que ya no está limitado a “guerras en la sombra”.
- Mercados energéticos al límite: un cierre de Ormuz sería un golpe brutal a la oferta global.
- Presión sobre amenazantes redes proxy: milicias como las iraníes tienen más incentivos para entrar en juego.
- Diplomacia bajo reloj: si EE. UU. se retira y Rusia, China o la UE negocian, el conflicto podría desescalarse… o internacionalizarse.
El ataque iraní en Qatar marca un salto peligroso en el conflicto con EE. UU., con repercusiones militares, energéticas y diplomáticas innegables. Si Ormuz se cierra y los misiles continúan volando, el mundo podría entrar en un periodo de alta inestabilidad.