La imagen fue clara: rodeado de líderes vestidos con trajes formales y corbatas, el presidente ucraniano Volodímir Zelenski apareció en la cumbre de la OTAN con un atuendo completamente negro.
Ni verde olivo ni camuflaje. Chaqueta táctica oscura, camisa tipo polo, pantalones negros y sin corbata. Un cambio notorio que ha generado lecturas políticas, simbólicas y estratégicas.
La fotografía oficial de la cumbre, celebrada el 24 de junio en La Haya, lo muestra flanqueado por el presidente francés Emmanuel Macron, el mandatario checo Petr Pavel y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
Todos ellos, vestidos de manera clásica. Zelenski, en contraste, mantiene su estilo funcional, pero ahora bajo un código de sobriedad que algunos interpretan como un mensaje visual de duelo, otros como una maniobra diplomática.
De uniforme militar al negro diplomático
Desde el inicio de la invasión rusa en 2022, Zelenski convirtió su ropa en parte de su identidad como líder de un país en guerra: uniformes militares, camisetas con escudo nacional, chaquetas verde oliva. Pero en esta ocasión, optó por el negro, en lo que parece ser una transición simbólica: mantenerse firme como jefe de Estado en conflicto, pero adaptando el tono ante la comunidad internacional.
Este cambio ocurre días después de una tensa reunión con el expresidente Donald Trump en la Casa Blanca. En ese encuentro, Trump le comentó: “Hoy estás muy bien vestido”, haciendo referencia a su sudadera negra. Pero fue un periodista conservador quien desató la polémica al preguntarle: “¿Por qué no lleva traje?”, lo que generó incomodidad visible en Zelenski y tensó el ambiente de la reunión.

¿Mensaje político entre líneas?
El atuendo negro de Zelenski en la cumbre de la OTAN parece ir más allá de lo estético. El negro puede leerse como una señal de luto, de alerta o de seriedad extrema, acorde con el desgaste de la guerra y las crecientes dificultades diplomáticas. También podría tratarse de un intento por suavizar las críticas internas en Estados Unidos, donde su imagen ha sido usada por sectores conservadores como blanco político.
En su discurso ante los líderes de la OTAN, el mandatario ucraniano instó a los países europeos a destinar al menos el 0.25 % de su PIB al apoyo militar de Ucrania y pidió reforzar las sanciones contra Rusia. Es decir, su mensaje sigue siendo firme. Pero su presentación sugiere una nueva estrategia: menos marcial, más sobria, pero sin renunciar al lenguaje de la urgencia.