La capital serbia fue escenario este sábado 28 de junio de una de las manifestaciones más intensas del año. La protesta, encabezada por miles de estudiantes y grupos opositores al gobierno de Aleksandar Vučić, derivó en enfrentamientos con la policía antidisturbios, que lanzó gases lacrimógenos para dispersar a los manifestantes frente al Parlamento.
Tensión en el Día de San Vito
La marcha coincidió con el Vidovdan (Día de San Vito), una fecha cargada de simbolismo nacionalista para Serbia, lo que incrementó el clima de tensión. Decenas de miles de personas se congregaron en las principales avenidas de Belgrado, exigiendo elecciones anticipadas, el fin de la corrupción institucional y mayor libertad de prensa.
Los manifestantes caminaron pacíficamente durante horas, pero al caer la noche se registraron los primeros choques. Un grupo lanzó bengalas y objetos contundentes contra una barricada policial. En respuesta, las fuerzas de seguridad utilizaron gases lacrimógenos y gas pimienta para contener el avance.
Estudiantes exigen elecciones anticipadas
Los organizadores, en su mayoría estudiantes universitarios, aseguraron que la movilización se mantendría pacífica. Sin embargo, denunciaron provocaciones por parte de infiltrados y del campamento oficialista “Students 2.0”, instalado cerca del Parlamento.
“El pueblo ya no tiene miedo”, coreaban miles mientras ondeaban banderas serbias y carteles con leyendas como “Vučić no nos representa” o “Serbia libre ya”.
Desde noviembre pasado, tras el colapso de una estación de transporte en Novi Sad que dejó al menos 16 muertos, Serbia vive una oleada de protestas sin precedentes en años recientes. Las movilizaciones han escalado en tamaño y presión política, generando un ambiente de ingobernabilidad.
Reacción del gobierno y advertencias
El presidente Vučić advirtió que “el Estado será defendido con toda la fuerza necesaria”, según informó Reuters y acusó a la oposición de intentar desestabilizar el país. También insinuó que potencias extranjeras podrían estar detrás de las protestas.
Por su parte, organizaciones de derechos humanos y observadores internacionales expresaron su preocupación por el uso excesivo de la fuerza contra manifestantes pacíficos.