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Crisis forense: la gran deuda de México con los muertos sin identificar

En morgues y fosas comunes, se acumulan miles de cadáveres y restos humanos a la espera de ser identificados. El rezago forense evidencia la falta de una respuesta eficaz a una realidad compleja."Mientras perdure el calcio del hueso, hay esperanza de recuperar y dignificar a aquellos que han perdido el rostro": con estas palabras, Mónica Silvy Morales, estudiante de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), dedicaba su tesis de maestría en antropología forense a los desaparecidos en su país, que superan hoy día los 129.000, según el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas.

Morales se convirtió en la primera antropóloga forense de la Comisión Nacional de Búsqueda (CNB), creada en 2018, y ha participado en la localización y exhumación de restos humanos, así como en el análisis de cadáveres y su posterior entrega a los familiares de los difuntos.

Servicios periciales y forenses "rebasados"

En México, la lucha contra el crimen organizado dejó en evidencia la crisis forense. Ante el aumento desproporcionado de muertes violentas, los servicios periciales y de médicos forenses se han visto rebasados en su capacidad de respuesta, dice a DW Mónica Silvy Morales.

La crisis forense, explica, "se caracteriza por la insuficiencia de espacios para resguardar cuerpos, la falta de recursos humanos capacitados, laboratorios adecuados y materiales necesarios para procesar los cadáveres".

"No hay una cifra real que refleje el rezago forense en las morgues", sostiene la experta mexicana, que cita los datos más recientes del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI): en 2023, se registró el almacenamiento de 15.878 cadáveres y 12.938 restos de seres humanos en anfiteatros, laboratorios, centros de resguardo forense y agencias funerarias en el país.

En cambio, desde la sociedad civil, se habla de más de 50 mil cuerpos sin identificar.

Morgues deficientes e improvisadas

En 2020, el Observatorio Nacional Ciudadano analizó la compleja situación forense en México. "Encontramos una deficiencia brutal en términos de médicos, dentistas y arqueólogos forenses, capacidades institucionales y algunos servicios médicos forenses que estaban contaminados y no tenían recursos, ni siquiera los refrigeradores", cuenta Francisco Rivas, director de esta organización de la sociedad civil.

En entrevista con DW, explica que varias fiscalías estatales trabajan con morgues privadas por falta de espacio o problemas de insumos en los propios almacenamientos. "Y muchas de estas morgues privadas son improvisadas", agrega.

"El Estado lo sabe, pero simula alrededor del tema de los desaparecidos, porque para resolverlo se requeriría un ejercicio de limpia de las fiscalías, porque muchos de los funcionarios están al servicio de los grupos delictivos", sentencia el director del Observatorio Nacional Ciudadano.

Además, prosigue, los "recursos públicos son absolutamente insuficientes, y muchos ministerios públicos, peritos, policías de investigación, terminan poniendo de sus propios recursos para subsanar lo que no hay en la fiscalía".

Deuda con los familiares

En opinión de Zoraida García Castillo, directora de la Escuela Nacional de Ciencias Forenses (ENACIF), el principal pendiente de los servicios forenses mexicanos es identificar a los muertos para "darles un fin digno, entregarlos a sus familias o llevarlos a una fosa común, pero donde queden identificados y no vuelvan a desaparecer". "Aunque no sepamos su nombre", insiste, "debemos tener todos los datos biométricos necesarios para que sean identificables cuando se les busque".

La también doctora en Derecho explica a DW que México cuenta con instrumentos normativos, pero que falta voluntad para aplicarlos: "El gran reto es que las autoridades creen y consoliden un banco nacional de datos forenses para que estos datos puedan cruzarse con otros que se tienen de las personas que se están buscando". "Mientras no tengamos esa base de datos, no vamos a poder identificar a las personas, ni siquiera a mediano o largo plazo", subraya García.

La directora de la ENACIF saluda los esfuerzos del Gobierno mexicano en reformar la legislación para mejorar la coordinación entre los distintos niveles de las autoridades: "Estos intentos me parecen muy loables, pero yo he visto a las autoridades, en materia de seguridad pública, tratándose de coordinar desde hace décadas y no terminan de hacerlo. Entonces, reformar una norma no significa necesariamente que se están encontrando soluciones", matiza.

Apoyo internacional

En su lucha contra el flagelo de la desaparición y la crisis forense, México también ha recibido importante apoyo internacional. Bajo el liderazgo de la Comisión Nacional de Búsqueda y las fiscalías estatales, el Programa de Identificación Humana del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA, por sus siglas en inglés) colabora en la identificación de restos mortales.

"Esto se logra especialmente a través del cotejo de huellas dactilares y, con el apoyo de nuestro socio implementador, el Instituto de Medicina Legal de la Universidad de Fráncfort, mediante el cotejo de perfiles genéticos. El programa es financiado por los Gobiernos de Alemania y Noruega", señala Maximilian Murck, coordinador del Programa de Identificación Humana del UNFPA.

Murck especifica a DW que, en 2024, el Instituto Nacional Electoral (INE) recibió las fichas dactilares de 13.524 personas fallecidas sin identificar. En 6.429 de esos casos, el INE arrojó una coincidencia positiva, devolviendo así la identidad a dichas personas. Esto representaría un aumento del 740 por ciento en comparación con 2021.

Actualmente, 25 de las 32 fiscalías estatales del país han adoptado este proceso, según el INE.

Por su parte, la antropóloga forense Mónica Silvy Morales hace hincapié en la complejidad de la realidad mexicana: "En el sexenio actual, se está apostando por una reforma que da más peso a las bases de datos y a las huellas dactilares, pero como experta considero que están dando una visión simplista de un problema que necesita una inversión enorme con un abordaje científico integral".

Ese abordaje tendría que hacer justicia, explica Morales, a "una crisis humanitaria con miles de personas desaparecidas y cuerpos no identificados, donde se suman casos de temporalidades muy amplias".

(rml)

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