Desde hace cuatro años, Polonia ha utilizado todos los medios en su frontera con Bielorrusia para impedir la entrada de refugiados a la UE, con consecuencias humanitarias nefastas.Alexandra Chrzanowska se detiene brevemente, comprueba su ubicación en el celular y se adentra en el Parque Nacional de Bialowieza, el último bosque primigenio de Europa, situado en la frontera entre Polonia y Bielorrusia.
Alexandra Chrzanowska camina por él desde 2021, cuando Bielorrusia empezó a facilitar la entrada de personas de terceros países en Polonia con el objetivo de presionar a la UE. Polonia respondió con vallas fronterizas y devoluciones en caliente al país vecino. Desde entonces, la situación en la frontera se ha convertido en una crisis humanitaria.
Los activistas de la red Grupa Granica suelen llevar sopa caliente, agua, ropa, zapatos y baterías eléctricas a los migrantes escondidos en el bosque. A menudo, también prestan ayuda médica y, en casos graves, cuentan con la asistencia de un médico.
Una valla de acero de cinco metros que no detiene la migración
Desde que se construyó la valla fronteriza de cinco metros de altura en la frontera con Bielorrusia, han aumentado mucho las lesiones, como huesos rotos o cortes profundos causados por el alambre de púas.
"La valla no detiene a la gente", dice Chrzanowska. En 2024, Grupa Granica recibió unas 5.600 llamadas de emergencia y logró ayudar a 3.400 personas. Los migrantes varados procedían de países como Siria, Eritrea, Sudán, Somalia y Afganistán. También en 2024, la Guardia de Fronteras polaca informó de unos 30.000 intentos de cruce ilegal de fronteras.
Ayuda a través del teléfono de emergencias
Hoy, Aleksandra Chrzanowska se dirige a un marcador para recoger objetos sobrantes de una intervención anterior. A veces, el Grupa Granica reutiliza artículos para intervenciones posteriores, pero, sobre todo, es importante no dejar basura en una reserva natural única.
Suena su celular, le llaman del campamento base. La cobertura es mala, pero ha entendido lo más importante: dos afganos acaban de enviar un mensaje de texto al centro internacional de llamadas de emergencia pidiendo ayuda. "Tenemos que darnos prisa", dice.
Escondidos en lo profundo del bosque
Los mensajes de voz dicen que uno de los hombres tiene cortes profundos. Los refugiados afganos también piden ropa y zapatos secos porque están empapados. Han enviado una foto de la herida, que será remitida a un médico para que la valore.
Mientras tanto, otros voluntarios del campamento base empaquetan los artículos necesarios en grandes mochilas de viaje. Poco después, Chrzanowska y otro activista se ponen en marcha. Cuando regresan junto con los refugiados, Chrzanowska explica que los dos hombres estaban bien escondidos y han tardado tiempo en encontrarlos.
Ninguno de los migrantes, que tienen unos 20 años, habla inglés. Los activistas se ayudan de aplicaciones de traducción, tecleando preguntas que luego se traducen al pastún.
¿Cuánto tiempo llevan en el bosque? Los hombres teclean en sus celulares que este es su tercer intento. Ya los han expulsado dos veces, es decir, los guardias fronterizos polacos los han devuelto dos veces a Bielorrusia, a pesar de haber presentado una solicitud de asilo. Desde el 27 de marzo de 2025, el derecho de asilo está suspendido en Polonia en la frontera con Bielorrusia.
Heridas graves causadas por la valla fronteriza
Los hombres llevan varios días sin comer ni beber, y aceptan agradecidos la sopa de garbanzos, el té con azúcar y el agua potable que les ofrecen los voluntarios. Mientras, Chrzanowska habla con el médico a través de mensajes de texto. La herida del pie de uno de los hombres es más profunda de lo que parecía en la foto. El médico envía a Chrzanowska instrucciones sobre cómo limpiar y tratar los cortes.
El refugiado escribe en su teléfono que se hizo el corte al saltar la valla. "Normalmente, llamaríamos a una ambulancia para que la herida pueda ser tratada profesionalmente", dice Aleksandra Chrzanowska. Pero eso es demasiado arriesgado desde que se impuso la prohibición de asilo, porque "los funcionarios de fronteras también están allí. Y eso implica un riesgo muy alto de que los refugiados sean devueltos de nuevo a Bielorrusia, independientemente de la herida".
Organizaciones locales de ayuda
La intervención dura aproximadamente media hora. Chrzanowska intenta limpiar la herida lo mejor que puede. "Me preocupaba que no pudiera caminar", comenta al terminar, pero, parece ser que, después de comer y beber algo, se estabilizó rápidamente.
"Al principio, los refugiados están muy asustados. A veces incluso tienes la sensación de que se comportan un poco como animales salvajes que tienen que esconderse y sobrevivir. Cuando llevan ropa seca puesta y han bebido té caliente o han tomado sopa caliente, puedes ver cómo vuelven a ser humanos", relata Chrzanowska.
La red Grupa Granica está formada por numerosas oenegés locales e iniciativas de ayuda. Cuenta con el apoyo de cientos de voluntarios y unos pocos ayudantes a tiempo completo. A excepción de Médicos Sin Fronteras, no hay ninguna oenegé internacional activa en la frontera polaco-bielorrusa, a diferencia de lo que ocurre en otras fronteras exteriores de la UE.
El Gobierno polaco critica el trabajo de los activistas y criminaliza su apoyo. Cinco ayudantes de refugiados de la ciudad Hajnowka, en el este de Polonia, están siendo juzgados por ayudar a una familia iraquí-kurda con siete hijos en el bosque. Aleksandra Chrzanowska no se deja intimidar por estas acusaciones. "Ayudar es legal", dice escuetamente.
(ms/rml)