La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, descartó que se planteen incentivos fiscales para empresas por adoptar la semana laboral de 40 horas, al señalar que lo importante es construir consensos con todos los sectores para implementarla de forma gradual en el país.
Durante su conferencia matutina, y ante la pregunta de Publimetro México, Sheinbaum reconoció que el tema se está discutiendo en los foros nacionales de diálogo con empresarios y sindicatos, pero aclaró que “no tendría sentido” otorgar incentivos fiscales para cumplir con esta reducción de jornada, ya que debe ser un acuerdo colectivo.
“La semana de 40 horas se está discutiendo apenas, son los foros, y ya planteamos que es algo paulatino. La idea es que todo el mundo esté de acuerdo, no que se tengan que aplicar incentivos fiscales por la semana de 40 horas, pues eso no tendría sentido”, subrayó Sheinbaum.
Consenso para aplicar la jornada de 40 horas
Sheinbaum explicó que el enfoque del gobierno federal es alcanzar consensos sobre cómo y en qué sectores aplicar la semana laboral de 40 horas, evaluando tiempos y procesos de transición.
“Más bien que todos estemos de acuerdo en cuál es el proceso para llegar a la semana laboral de 40 horas, qué sectores, cómo aplicarlo y muchas otras ideas que se están generando en los foros”, puntualizó.
Polos de bienestar, con incentivos ya definidos
Ante la propuesta planteada en Nuevo León por el gobernador Samuel García, quien habló de posibles incentivos fiscales locales para aplicar la jornada de 40 horas, Sheinbaum aclaró que en los polos de bienestar ya existen incentivos específicos, pero que estos no están relacionados con la reducción de la jornada laboral.
Los polos de bienestar forman parte de la estrategia de desarrollo regional del gobierno federal, con beneficios fiscales y de infraestructura, pero enfocados en la atracción de inversiones y generación de empleo.
Semana laboral de 40 horas: una transición gradual
El gobierno federal ha señalado que la reducción de la jornada laboral de 48 a 40 horas se aplicaría de forma paulatina hasta 2030, a través de reformas laborales consensuadas con cámaras empresariales y sindicatos, con el objetivo de mejorar la calidad de vida de los trabajadores sin afectar la productividad ni la economía.
Actualmente, México se mantiene como uno de los países de la OCDE con las jornadas laborales más extensas, por lo que esta reforma representa un cambio estructural para el país.
